Chiapas, 18 de Noviembre; poderycritica.- El fenómeno de la migración de chiapanecos tiene disparidades pero al mismo tiempo relaciones contextuales con el mismo tema en otras entidades federativas. La migración social tiene el mismo origen: falta de desarrollo en actividades agrícolas, pobreza y en algunos casos, interés por atender ofertas educativas. El destino regular es EU y estados del norte del país.
Es prudente señalar que la migración referida es la de chiapanecos en general que buscan mejores opciones de vida y no se refiere al flujo migratorio de Centroamericanos hacia Estados Unidos.
En este escenario, los chiapanecos migrantes con mayores estudios solamente cambian de estado o cuando salen al extranjero, lo hacen de manera regular, en tanto que los de menor educación formal, migran regularmente hacia Estados Unidos y de manera ilegal.
Origen
Entre los motivos más frecuentes para migrar destacan la búsqueda de mejores oportunidades laborales e incluso académicas.
Cuando los motivos que llevan a los chiapanecos a migrar son razones laborales, los lugares a donde mayormente se dirigen son los estados del norte del país y el país vecino, y en menor medida la Unión Europea, según dijo José Ramón Cancino Crocker, visitador general especializado en Asuntos de Migrantes de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH).
En cuanto a los lugares más frecuentados por fines académicos o profesionales, sobresalen la capital del país al interior de la república y el extranjero, varios países de centro y sur de América: Argentina, Uruguay y Chile, además de ser frecuente también la Unión Europea.
Los jóvenes, quienes más migran
Solo en la población indígena se estima que entre un 30 y un 40 por ciento migran, de los cuales la mayoría son jóvenes de 13 a 27 años. La etnia que más migra es según las estadísticas, la tsotsil, sobre todo de las comunidades ubicadas en la zona Altos: San Juan Chamula seguida muy de cerca por Tenejapa.
Retornos
En promedio, de cada diez personas que migran solo tres vuelven, las otras siete se quedan en el lugar al que se fueron. Estás cifras se mantenían año con año, no obstante este año, la cifra de migrantes ha descendido un 2 por ciento, debido a la política migratoria y la situación económica del país.
Se dan cuenta porque es en esas zonas donde mayor influencia norteamericana se percibe: desde el estilo de la construcción de las viviendas, hasta las banderas del país del norte y otros detalles que ostentan en comunidades como Chamula, Tenejapa y Larráinzar, Zinacantán.
Cuando regresan, uno de los riesgos es que adquieren tendencias culturales y conductuales de una cultura ajena y se contrapone la cultura de un país con el desarrollo de Estados Unidos al de una comunidad indígena en proceso desarrollo.
En algunos casos se genera más violencia, pues ante un conflicto, estas personas retornadas quieren resolverlo de manera abrupta, copiando patrones de conducta que observaron en donde estuvieron, y que allá son comunes.
Resulta alarmante ver cómo los jóvenes que regresan traen consigo hábitos dañinos como el consumo de estupefacientes, que ellos ya ven normal y que al hacerlo, crea en los demás jóvenes de las comunidades la inquietud, ya sea por consumir esas sustancias o por migrar también.