Estados Unidos, 3 Febrero; poderycritica.- Cada mañana una camioneta los recogía antes de que amaneciera y los transportaba hasta una granja avícola en la localidad de Marion, en Ohio (EE.UU.).
Allí eran obligados a trabajar 12 horas seguidas.
Limpiaban gallineros, cargaban y descargaban cajas de pollo, les ponían vacunas y cortaban el pico a las gallinas.
Al anochecer, el vehículo los transportaba de vuelta a una casa móvil deteriorada, sin calefacción, camas o baños.
Si no cedían sus salarios, los amenazaban de muerte.
En esas condiciones vivieron durante meses ocho menores de entre 15 y 17 años provenientes de Guatemala que el gobierno de Estados Unidos entregó a un grupo de adultos que resultaron ser miembros de una banda de traficantes de personas.
Los delincuentes se hicieron pasar por familiares y allegados a las víctimas, y así engañaron a la Oficina de Reasentamiento de Refugiados de EE.UU. (ORR, por sus siglas en inglés), la agencia federal encargada de reubicar a los menores que cruzan la frontera en solitario.