Aerolíneas estadounidenses y luego europeas suspendieron hasta nuevo aviso sus vuelos a Israel, luego de que un cohete cayó en inmediaciones del aeropuerto internacional David Ben Gurion, que sirve a Tel Aviv.
La decisión se toma como una medida excepcional de prevención en temor a que un proyectil impacte alguna aeronave en medio del conflicto que enfrenta al ejército israelí con los milicianos del movimiento islamista Hamás. Aún está muy fresco el derribamiento de un avión de pasajeros de Malaysia Airlines en territorio ucraniano controlado por prorrusos en el que murieron 298 personas.
Primero fueron las aerolíneas estadounidenses Delta, American y United, y luego las europeas Air France, Lufthansa y KLM quien susoendieron sus vuelos por motivos de seguridad. La Agencia federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos prohibió a sus aerolíneas volar desde y hacia Israel por al menos 24 horas, y la Agencia europea de seguridad aérea (AESA) indicó que recomendará a las compañías europeas no hacerlo hasta nueva orden.
En las últimas dos semanas, las sirenas sonaron algunas veces en el propio aeropuerto Ben Gurion, indicando que había cohetes en camino. Pero es la primera vez, que se sepa, que un misil cae realmente cerca del aeropuerto.
La administración israelí de aviación civil dijo que la suspensión de vuelos era un “premio al terrorismo”.
“No hay ninguna razón para que las compañías estadounidenses anulen sus vuelos”, dijo el ministro de Transportes Israel Katz. “El despegue y el aterrizaje en el aeropuerto Ben Gurión no presenta ningún problema de seguridad ni para los aparatos ni para los pasajeros”.
Sobre el terreno, mientras continuaban los ataques israelíes a blancos de Hamás y otros grupos radicales en Gaza paralelamente a la continuación del lanzamiento de misiles hacia Israel, se vivió en Israel un drama singular.
El ejército confirmó que uno de los siete soldados que se hallaba en un blindado destruido en la noche entre sábado y domingo por un cohete antitanque lanzado por Hamás estaba desaparecido. Se trata de Oron Shaul.
Esa misma noche, Abu Obeida, vocero del brazo armado de Hamás Izz al-Din al-Qassam dijo que la organización tenía en su poder a un soldado israelí, dando inclusive su nombre. Tras horas de silencio, fuentes allegadas al ejército desmintieron la información.
Pero ayer salió un comunicado en el que si bien no se confirma lo alegado por Hamás, sí se dice categóricamente que el soldado está desaparecido. Los otros seis soldados en el blindado murieron en el ataque y fueron identificados. El tanque quedó incinerado y los cuerpos destrozados.
“Debo admitir que no sabemos. Simplemente no sabemos dónde está ni tampoco si está vivo o muerto”, dijo a EL TIEMPO ayer un alto oficial israelí, agregando que Hamás no ha mostrado ninguna prueba que confirme que realmente tiene al soldado en su poder.
Ayer, al comenzar la tercera semana del operativo israelí en Gaza, ascendían ya a 3.200 la cantidad de blancos atacados, mientras los palestinos informaban que el cruento saldo de muertos superaba los 620. Las Naciones Unidas señalaban que un centenar eran niños.
La Agencia de la ONU para refugiados, UNRWA, indicó que más de 100 mil personas habían hallado refugio en sus instalaciones. Hamás y fuentes de salud pública en Gaza afirman que por diversos lugares de Gaza hay numerosos testimonios de lo sucedido, acusando a Israel de apuntar hacia civiles.
Por su parte, las autoridades israelíes continúan señalando a Hamás por la situación, por el estallido mismo de la guerra y el “uso de civiles como escudos humanos”.
Ayer, la ONU confirmó que nuevamente fueron hallados cohetes en una de sus escuelas. Lo mismo sucedió la semana pasada en una de UNRWA, que finalmente entregó los proyectiles a efectivos de seguridad y estos terminaron volviendo a manos de Hamás.