Mexico, 22 Enero;poderycritica.-De colores, bordados, deshilados o con plumas, el rebozo purépecha es más que una indumentaria para proteger a la mujer del frío, es un símbolo de su cultura, identidad, feminidad y estado civil que portan con orgullo y elegancia.
Si bien esta prenda tradicional ha sido parte de la vida cotidiana y ritual de la población indígena de Michoacán, su uso varia de acuerdo a las distintas etapas que atraviesa una mujer.
Esta cuestión ha sido motivo de interés y estudio para Alberto Flores Marcos, estudiante de la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán, quien argumenta que el diseño, confección y uso del rebozo han cambiado conforme surgen las nuevas generaciones y las modas.
Antes, indica, las mujeres indígenas usaban únicamente una manta blanca para cubrirse del frío o de los rayos del sol y, después de la llegada de los españoles, la implementación del telar de cintura y las diferentes necesidades, tuvieron que elaborar una prenda textil más útil para taparse la cabeza.
«Así, nace el rebozo y empieza a ser una tradición en los pueblos indígenas», expone el joven de 20 años, quien es originario del municipio de Chilchota, en Michoacán.
Además de ser ornamento personal, el «chal» o «manta de mil colores», como es también conocido en otros grupos étnicos, es utilizado como instrumento lúdico, de carga de materiales, transporte de bebés, para el aseo y la coquetería, por ejemplo.
Flores Marcos subraya que la riqueza cultural del uso y los colores también está reflejado en el estado civil de las mujeres de las poblaciones indígenas, tanto en la ribera del Lago de Pátzcuaro como en la Sierra Purépecha, la Ciénega de Zacapu y la Cañada de los Once Pueblos.
Las niñas y jóvenes solteras portan los colores llamativos -verde, amarillo, rojo, rosa o fiusha-, las mujeres casadas lucen tonos más discretos o conservadores -morado o azul- y las señoras más grandes deben vestir prendas oscuras.
Mientras que su colocación sobre el cuerpo dependerá del momento y espacio de la vida de la niña, joven, adulta o anciana. «Esto también le permite a las mujeres expresar su situación sentimental», apunta.
Comenta que la mujer soltera usa el rebozo para cubrir su espalda y las puntas las envuelve en sus brazos para después sujetarlas con las manos, pero es posible que llegue a convertirse en la «prenda de cortejo» cuando esté en busca de una persona del sexo opuesto.
Y es que ellas juegan con las puntas del «chal» para atraer al novio y, al acercarse, él puede hacer lo mismo con el rapacejo, lo que les permite actuar como punto de contacto no corporal para entablar una plática e iniciar el galanteo.
Quienes están casadas o viven en unión libre deben utilizar la prenda para taparse la parte superior de su cuerpo, de la cintura hacia el pecho, y la boca al cruzar una punta en dirección hacía hombro izquierdo. El alumno de dicha casa de estudios señala que este uso es porque la mujer debe de darse a respetar y ningún otro hombre debe mirarla, pues de lo contrario es mal visto por las personas del pueblo.
Al perder a su esposa, apunta, la mujeres viudas envuelven su cabeza y parte de la cara como símbolo luto. Sin importar la edad, ellas también deben ocupar aquellos telas en tonalidades oscuras o serías.
Como parte de estas tradiciones, dice el joven de sexto semestre, las familias purépechas hacen uso del rebozo blanco para complementar la vestimenta de la mujer al ser enterrada.
Flores Marcos reitera que estas prendas todavía conservan su tradición, al ser bordados en lana, algodón o una mezcla de ambos, pero hoy pueden verse con elementos adicionales, como plumas de diferentes aves, figuras en las barbas y la combinación de varios colores.
«Ha cambiado en comparación con el textil tradicional y vemos también que ha dejado de usarse de manera gradual, sin embargo, creemos que la mayoría de las mujeres conservan uno entre su guardarropas», enfatiza.
Por esta situación, el entrevistado, en conjunto con cinco compañeros de esa universidad michoacana, desarrollaron un proyecto piloto encaminado a difundir la cultura, las tradiciones y el uso del rebozo de la comunidad purépecha.
Esta iniciativa forma parte de Kernaia, una plataforma de contenidos digitales que está dirigida a hablantes de lenguas indígenas de diversos países. En México suman ocho proyectos digitales hasta el momento.