Redacción
Tabasco, Poder&Crítica.- Para la memoria de los tabasqueños, uno de los sucesos más trágicos han sido las inundaciones del año 2007, siendo la peor en su tipo desde 1980 y dejando miles de damnificados.
Sin embargo, este hecho tuvo su lado positivo porque hizo sacar la casta y el temple de la población, la cual a pesar del duro golpe de perder todo, demostró la solidaridad y el compañerismo que le caracteriza. Todos ayudaban como podían, algunos evacuando con sus propios medios a vecinos y familiares, otros poniendo barricadas a orillas de los ríos a punto de desbordar y muchos otros dando asilo y cobijo a los más afectados.
Debido a frentes fríos, en Tabasco se presentaron lluvias de 403.4 mm en 24 horas y del 27 de octubre al 1 de noviembre un acumulado de 1163.7 mm, equivalente a 46 % de lo que llueve anualmente en esta entidad. Por otra parte, la presa Peñitas llegó a desfogar 2 000 m3/s con tal cantidad de agua se llenaría el estadio Azteca en tan solo 15 minutos, dejando cuantiosos daños, 17 municipios en declaratoria de desastre, 123,389 viviendas afectadas, 127 hospitales con severos daños, 3,400 escuelas inhabilitadas, 850,000 habitantes afectados, con un total de daños y pérdidas de 2,918.6 millones de dólares ese año.
El arribo de los frentes fríos número 4 y 5, aunado a un sistema de baja presión que amenazaba el norte de Chiapas y todo Tabasco, fueron los elementos que pusieron en alerta al estado.
Comenzó a llover… el sábado, domingo y lunes la lluvia fue tan intensa que las presas (Peñitas principalmente), que se encuentran en los dos territorios, tuvieron que abrirse y dejar verter unos 1500 metros cúbicos por segundo. En poco tiempo, Villahermosa comenzó a inundarse; el desagüe resultó ser insuficiente, el río Grijalva y el Carrizal pronto sobrepasaron sus niveles normales. El agua se desbordó y calles, casas, comercios, escuelas y cualquier espacio pronto estuvo a más de un metro bajo el agua. La gente, como pudo, sacó sus pertenencias o en caso extremo salió de sus domicilios, abandonando todo su patrimonio a la suerte.
El gobierno estatal y federal trasladaron equipos de salvamento, encabezados por el Ejército y la Marina, pero fue insuficiente, mucha gente estuvo incomunicada y sin provisiones por varias semanas, el aeropuerto colapsó, las líneas telefónicas se saturaron y la desesperación se apoderó de los tabasqueños que temían por la pérdida de sus bienes y el saqueo de sus casas, ya que los amantes de los ajeno aprovechaban esa situación de vulnerabilidad para robar las pertenencias de las casa evacuadas.
Muchos otros, orillados por la alerta de saqueos, se vieron obligados a quedarse a cuidar sus casas pese a la falta de suministro eléctrico y la poca higiene que se vivía en esos momentos… sin duda alguna el 27 de octubre de 2007 será una fecha que seguirá siendo recordada por la población tabasqueña año tras año, una muestra de que el pueblo unido se puede levantar ante cualquier situación por más trágica que esta sea.