CIUDAD DE MÉXICO, 26 de julio.- El presidente estadunidense, Barack Obama, derribó ayer la esperanza de que miles de niños migrantes centroamericanos se queden en Estados Unidos, durante una reunión con sus pares de El Salvador, Guatemala y Honduras, a quienes llamó a recibir a los menores.
En algún punto los niños que no hagan una solicitud justificada (de asilo) serán objeto de repatriación a sus países”, dijo Obama, luego del encuentro de casi una hora en la Casa Blanca.
Obama recibió en el Salón de Gabinete de la Casa Blanca a los presidentes Otto Pérez (Guatemala), Juan Orlando Hernández (Honduras) y Salvador Sánchez Cerén (El Salvador), en el primer encuentro entre los cuatro líderes desde que la marea de niños se hizo pública hace dos meses.
El estatus de refugio (…) no es otorgado sólo porque una familia vive en una mala zona o en la pobreza”, explicó el mandatario.
Y, si hay casos justificados, las víctimas deberían hacer una solicitud en sus países de origen y no en los puestos fronterizos de Estados Unidos, inundados desde hace meses de niños centroamericanos que huyen de pandillas o por falta de oportunidades económicas, señaló.
Obama reconoció que el problema representa una crisis humanitaria, destacando que su gobierno y los estadunidenses han demostrado tener “una gran compasión por estos niños”.
Pero subrayó que los países tienen una “responsabilidad compartida” en reducir el flujo de los migrantes que toman “grandes riesgos” para llegar a Estados Unidos. “Somos una nación de inmigrantes, pero también de leyes”, dijo el mandatario.
Los centroamericanos solicitaron a Obama ayuda para un plan regional de seguridad para combatir el narcotráfico y las pandillas que muchos consideran empujan a las familias y los niños a emigrar.
Pérez señaló que el plan “ha sido bien recibido”, aunque admitió que apenas es un bosquejo.
Hoy acordamos seguir trabajando juntos”, afirmó Obama.
Se mostró la buena voluntad de los diferentes presidentes para trabajar conjuntamente”, dijo por su parte Molina.
Desde octubre más de 57 mil niños han cruzado ilegalmente a Estados Unidos sin compañía de adultos, lo que ha desbordado a las autoridades de los países involucrados.
Del total, 43 mil 933 menores provienen de El Salvador, Honduras y Guatemala, huyendo de las pandillas, la pobreza o en busca de reunirse con familiares en Estados Unidos, muchos también a su vez indocumentados.
Obama solicitó al Congreso recursos especiales por 3 mil 700 millones de dólares para mitigar la crisis, aumentando el número de agentes fronterizos y de jueces migratorios.
Los mandatarios centroamericanos se reunieron más temprano con el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, a quien solicitaron asistencia para financiar esos esfuerzos de mediano y largo plazo.
En un comunicado conjunto tras la reunión en la Casa Blanca, los presidentes se comprometieron a trabajar para resolver la crisis humanitaria.
Expresamos nuestra creencia compartida sobre la necesidad de una respuesta humanitaria a la situación, con un enfoque en la seguridad y bienestar de los niños y las familias. Reiteramos nuestro compromiso para prevenir que las familias y niños realicen este viaje peligroso y para trabajar juntos para promover una migración segura, legal y ordenada”, indicó el comunicado conjunto.
“Nos comprometimos a continuar persiguiendo a las redes criminales que explotan a esta población que es especialmente vulnerable y acordamos sobre la necesidad de desalentar el uso de redes de contrabando que colocan a los individuos en un alto riesgo de crímenes violentos y abusos sexuales a lo largo del viaje.
Los presidentes de El Salvador, Guatemala y Honduras le dieron la bienvenida a la solicitud de asistencia extranjera adicional del presidente Barack Obama.
Los mandatarios coincidieron en que se deben crear condiciones para que los ciudadanos de Centroamérica “vivan en comunidades seguras con acceso a la educación, trabajos y oportunidades para un progreso social y económico”.