PODER Y CRÍTICA | REDACCIÓN | En los primeros días de su gobierno, en diciembre de 2018, el presidente Andrés Manuel López Obrador recibió en Palacio Nacional al presidente de Nestlé México, al brasileño Fausto Costa. El tema de la conversación se centró en un objetivo: lograr construir en México la nueva fábrica que Nescafé tenía proyectada para ampliar su capacidad instalada de producción mundial.
En ese encuentro el directivo de Nestlé México le hizo saber al presidente López Obrador que la compañía analizaba dos posibles ubicaciones para su nueva planta procesadora de café soluble Nescafé: Brasil y México. La respuesta inmediata del mandatario fue: “pues México y ayúdanos tú (a que la planta se construya en el país)”. Y la fábrica se quedó en suelo mexicano.
Fue así que la nueva planta procesadora de Nescafé llegó a la comunidad de Santa Rita, municipio de Veracruz, donde los gobiernos estatal y municipal echaron a andar el andamiaje administrativo para facilitar los trámites y hacer fluir una inversión que hasta la fecha suma los 340 millones de dólares para la construcción de la fábrica, que ha generado 12,000 empleos directos e indirectos.
Tres años y siete meses después de aquella reunión entre el presidente López Obrador y el CEO de Nestlé México en Palacio Nacional, la nueva fábrica de Nescafé fue inaugurada el 16 de julio en un evento en el que el brasileño Fausto Costa aseguró que la compañía invertirá 50% más en este sexenio que en todos los anteriores, anuncio que le arrancó un aplauso al presidente de México.
La nueva fábrica de Nescafé tendrá una capacidad instalada para producir 40,000 toneladas adicionales de café verde al año de las variedades robusta y arábica, proveniente en su mayoría de caficultores mexicanos. Con esto, Nestlé no solo refrenda su confianza para invertir en México, sino que el país se convierte en el mayor productor de café para la compañía en todo el mundo, por encima de Brasil y Vietnam, los dos mayores productores a nivel global.
Información Forbes