México, 3 Ago. (Notimex).- La pintora, escultora, entrevistadora, cocinera y escritora Martha Chapa ha dejado de lado lo material para adentrarse en un mundo espiritual, que ha trastocado su pintura y que ha llevado su sello distintivo (la manzana) a una transformación, cuya principal característica es la luz.
Adentrada en la filosofía budista tibetana, la destacada pintora ha aprendido a compartir y a desprenderse de las cosas materiales, y ahora busca que su obra pueda impactar en la vida de los más necesitados, al realizar acciones altruistas.
En entrevista con Notimex, la artista, quien reconoce que los tiempos han cambiado y que las féminas cada vez se enfocan más en estudiar y desarrollarse profesionalmente, recordó que ella pertenece a una generación a la que le tocó abrir camino.
“Eran tiempos en los que nos tocó batallar mucho, porque teníamos que tratar de estar delgadas, estudiar, trabajar, ser madres; yo hice mi preparatoria embarazada, entré a la Escuela de Artes Plásticas ya casada, y me he seguido preparando”, rememoró.
Al igual que el contexto que vive, Martha Chapa ha sufrido cambios que permean su obra, porque “uno es lo que uno hacer y uno hace lo uno es, conforme te vas transformado tiene que irse transformando tus intereses”.
Ahora, la originaria de Monterrey, Nuevo León, gusta de otros placeres, pues ha dejado de lado ese agrado que, reconoció, tenía hace unos años por las marcas, el dinero y los autos:
“Antes Martha Chapa no se subía a un carro si no era del año. A mí el budismo tibetano sí me ha transformado en compartir mucho más las cosas; si voy de viaje pienso si realmente necesito todas esas cosas; es irte desprendiendo, el no apego, el no tener acumulaciones de cosas”, confesó.
Este crecimiento a nivel humano, dijo, tiene que ver con esas lecturas y visitas a lugares de meditación tibetanos, “donde los más importante es el espíritu” y en los que ha aprendido, entre otras cosas, “que a la vida se viene a crecer y a darnos:
“Si seamos muy buenos pintores o en las disciplinas artísticas, científicas o en las que quieran, pero también cultivemos esas manzanas que llevamos dentro, eso me pareced fundamental.
“A mi todo lo que me permitió llegar a este camino de luz es esta filosofía maravillosa de poderme dar, es estar muy despierto como el buda”, abundó.
Al igual que su vida, la pintura de Chapa, que asegura realiza cotidianamente, se ha transformado, “sí mi pintura se ha trastocado totalmente y sigo con un tema, que es la obsesión que me dejo mi padre, en el buro de mis sueños”, refirió sobre las famosas manzanas.
Esta fruta, que se ha convertido en un su sello distintivo, no ha perdido el significado que ha tenido históricamente en mitos, leyendas, poesías y cuentos y que han ha plasmado en su obra, “pero esas manzanas del conocimiento, de la discordia, en fin, se han convertido en manzanas espirituales, que pueden ayudar, manzanas de luz”.
Mientras que el objetivo de su arte es ahora más altruista, “lo hacía antes, porque nunca he sido una mujer egoísta, pero ahora lo hago con la conciencia de la conciencia”.
Ejemplo de ello, es la donación de 300 obras que realizó a la Sala – Museo Martha Chapa en la Universidad Autónoma de Nuevo León y el apoyo que pretende dar a largo plazo, a través de una beca que lleve su nombre, a jóvenes talentos.
La autodefinida como una pintora que cocina y una cocinera que escribe aseguró que disfruta de la vida, y divide su tiempo para poder atender y desarrollar sus actividades artísticas, altruistas, gastronómicas y espirituales, para lo cual “la mejor manera es organizarse y quitarle horas al sueño”.
De su faceta al frente del programa “El sabor del saber”, que se transmite por Televisión Mexiquense, Canal 34, y que emprendió hace ocho años, compartió que ésta ha sido maravillosa, pues le ha dado la oportunidad de apoyar y aportar a la cultura.
Además, para Chapa entrevistar a amigos, escritores, chefs, artistas y funcionarios culturales, es un gran privilegio y un trabajo que soñó realizar, y que le ha permitido ganarse el cariño de la gente, que cuando se encuentra con ella le demuestra su cariño.
“No tengo más que agradecer a toda esa gente que ha creído en mí y me da fuerzas, la que me escribe un mail o me manda una manzana anónima o que me da las gracias porque ayude a la enfermedad de su padre; toda esa gente es la que me permite sacar esas fuerzas y tener esta vitalidad”, concluyó notablemente emotiva.