Buenos Aires, 27 Mayo; poderycrítica (Notimex).- El presidente de Argentina, Mauricio Macri, aplicó durante el primer semestre de su gobierno políticas drásticas que acentuaron la pobreza y provocaron una crisis que se traduce en el cierre de negocios y en medidas de austeridad para los ciudadanos.
En las principales avenidas comerciales de Buenos Aires hay decenas de negocios en alquiler debido al quiebre de microempresarios que no lograron sostener su negocio ante el cambio de gobierno.
“No damos más. El alza de la luz nos mató, no podemos sostener el negocio, ahora no sé de qué vamos a vivir”, contó a Notimex Manuel Enríquez, un hombre de 52 años que trabajaba en un local de dulces y refrescos en el barrio de San Telmo, que ahora luce vacío y se ofrece en alquiler.
Lo mismo explicó Laura Ross, dueña de una gasolinera en la avenida Independencia, que en enero pagaba 20 mil pesos mensuales de luz, pero el mes pasado recibió una factura superior a los 60 mil pesos, aumento que no puede costear.
Macri asumió el 10 de diciembre pasado y una de sus primeras medidas fue eliminar las restricciones a la compra y venta de dólares, lo que provocó una devaluación del 50 por ciento y, en automático, un alza generalizada de precios.
También aplicó una política de despidos masivos que provocó que más de 150 mil personas perdieran sus fuentes de trabajo tanto en el sector público como en el privado.
A ello se le sumó el “tarifazo”, es decir, aumentos de hasta el 500 por ciento en la luz, de más del 300 por ciento en agua y gas, del 66 por ciento en el metro, del 100 por ciento en transporte colectivo y trenes de Buenos Aires en la zona metropolitana.
En las provincias de la Patagonia, que padecen bajas temperaturas todo el año, enfrentaron una situación inédita y alarmante, ya que el gas aumentó hasta en un 2.0 mil por ciento.
Macri logró así una mezcla explosiva de más desempleados, precios mucho más altos, un 35 por ciento de pobres (según un estudio de la Universidad Católica Argentina) y tarifas más altas, lo que se tradujo en un alud de personas que están desbordando los comedores populares en los que organizaciones sociales regalan comida.
Uno de los rubros más afectados es la gastronomía, ya que la Cámara de Restaurantes de esta capital reconoció que cada día se cierra por lo menos un local de comidas, incluso algunos de los más tradicionales.
“Cierre por liquidación” es una de las leyendas que más se ve en la peatonal calle Florida, corazón financiero del país, o en la avenida Santa Fe y en barrios comerciales como Palermo.
Otros negocios intentan sobrevivir con el anuncio de descuentos de hasta el 70 por ciento o pagos hasta en 24 cuotas, ofertas de 2 x 1, precios especiales para grupos masculinos o femeninos, dependiendo el día, o si se paga con efectivo o con tarjeta, o si se pide o no factura.
Plazas y portales, además, son escenario de cada vez más numerosas familias que viven en la calle ante la imposibilidad de cubrir los alquileres y ni siquiera de pagar su comida.
En la clase media, en tanto, los ajustes de gastos se convierten en cambio de marcas más baratas, cancelación de vacaciones, fin de las salidas a cenar o al teatro.
“Hace dos meses dejé de ir a restaurantes, el precio promedio de una cena pasó de 150 a 300 pesos de diciembre a mayo, ahora no alcanzo a cubrir ni siquiera la luz y el agua, no sé cómo hace para vivir la gente que tiene hijos”, lamentó Sofía Cacciuto, una secretaria de 26 años.
Parte de la sociedad argentina está sumida en la incertidumbre, con temor a perder el trabajo y a que aumenten las protestas sociales, pero otro sector mantiene la esperanza en la promesa de Macri de que la situación comenzará a mejorar en el segundo semestre.