PODER Y CRÍTICA | REDACCIÓN | El primer ministro Benjamin Netanyahu confirmó en un video que la expansión de los ataques aéreos israelíes continuará, con una potencia significativa sobre Teherán. “Atacaremos todos los sitios y objetivos del régimen de los ayatolás”, afirmó, añadiendo que lo visto hasta ahora “es nada comparado con lo que sentirán en los próximos días”.
Estas declaraciones se enmarcan en la Operación “León Creciente”, que comenzó el 13 de junio como la ofensiva más amplia contra Irán desde la guerra Irak-Irán. Se reportaron golpes a instalaciones nucleares clave en Natanz, Esfahán y Fordow, así como a sistemas de misiles balísticos, bases aéreas y viviendas de altos mandos iraníes.
El balance oficial informa que al menos 78 iraníes murieron, incluidos militares de alto rango y científicos nucleares.
La reacción iraní fue contundente: más de 150 misiles y drones apuntaron hacia Israel en lo que se denominó “Operación Promesa Verdadera III”, con impactos registrados en Tel Aviv y Jerusalén. Las defensas antimisiles israelíes habrían interceptado la mayoría del ataque, aunque tres civiles israelíes perdieron la vida y decenas resultaron heridos .
Consecuencias inmediatas:
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Suspensión de negociaciones nucleares entre Irán y Estados Unidos, según fuentes iraníes.
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Israel automatizó su sistema de espacio aéreo y solicitó apoyo de EE.UU., mientras que Donald Trump respaldó públicamente la iniciativa israelí.
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La comunidad internacional —incluidos países como Reino Unido, Francia, Rusia y China— lanzó llamados urgentes a la contención y moderación.
El conflicto llegó a un punto crítico, con un intercambio directo entre Israel e Irán que amenaza con escalar a nivel regional. Las próximas semanas serán decisivas para evitar una conflagración mayor.