26 de Septiembre; poderycritica. (Notimex).- El espectáculo escénico «Jarocho», que amalgama en un sólo escenario la tradición musical y dancística del estado de Veracruz con la vanguardia del sonido electrónico y la estética corpórea moderna, inició anoche nueva temporada.
Por telón, un paliacate rojo, monumental, a la usanza de la vestimenta jarocha, para dar la bienvenida al público entusiasta y receptivo que prácticamente ocupó el teatro a su aforo máximo. La música ancestral rompió el silencio y una voz en off se dejó escuchar en el espacio del Centro Cultural Teatro 1.
Disertó sobre el origen de la cultura que se ha desarrollado en el territorio ocupado por el estado de Veracruz. Sus orígenes, su gente, su arte y su quehacer que se inscribe en la zona de lo artístico y festivo, fue ilustrado por esa voz sin cuerpo aparente.
Al estilo jarocho, 20 bailarines zapatearon en el entablado. Ellas, refinadas, esbeltas y soberbias; ellos, elegantes, gentiles y dinámicos. La sincronía, perfecta. Ellos bailaron con la energía que exige el son jarocho tradicional. La música subió su volumen al doble.
Todo eso se mezcló con la más vanguardista danza contemporánea. Entonces, el baile tradicional, nacido en la tarima, se vio cobijado por la música electrónica de hoy, y las farolas veracruzanas fueron sustituidas por impresionantes luces de juego robótico.
«Jarocho», ritmo, pasión y magia, es un espectáculo promovido por Felipe Rodrigan, Alejandro Gou y David Carrillo, inspirado por el famoso Riverdance, comisionado por la Universidad Veracruzana y el Gobierno de Veracruz para homenajear al son jarocho.
El resultado es una producción que hace un maridaje visualmente atractivo entre temas originales y canciones tradicionales, como «La Bamba», «Colas», «La Bruja» y otros, con coreografías modernas y arreglos de vanguardia que refrescan parte del folclor patrio.
Los estilos dancísticos que desfilan a lo largo de los diversos cuadros de esta producción oscilan y van del flamenco al afrocubano, de lo clásico a lo contemporáneo, sin que por ello se pierda la esencia de esos géneros que no se enciman, sino que se complementan.
Este espectáculo que ha viajado exitosamente por diversas ciudades obtuvo en 2006 y 2007 el premio «Lunas» del Auditorio Nacional en la categoría de «Mejor espectáculo mexicano» y ha sido visto por unas 180 mil personas en más de 150 presentaciones.