Ciudad de México; 11 de abril; poder&crítica.- La mexicana Verónica Castro, una de las personalidades del espectáculo más reconocidas a nivel mundial, rechazó editar un libro autobiográfico, porque al hacerlo revelaría muchos secretos y lastimaría, incluso, a sus hijos Cristian y Michelle.
«Me da miedo tan sólo de pensarlo porque tendría que decir muchas verdades que nunca he dicho. Tendría que abrir muchas cajas de combinación que ni siquiera las he abierto ni a mis hijos y, entonces, saltaría mucha gente», explicó.
Podría escribir uno en el que hablara de puras cosas lindas que le han ocurrido, dice, «pero si no digo la verdad, no me voy a sentir contenta al publicar las mismas estupideces de mi vida y que ustedes ya conocen. Si lo abro, lo abro bien y fuerte, si no, mejor me quedo callada y esa verdad me la llevo a la tumba», aseveró.
Durante una pausa en los ensayos de «Aplauso: Un musical para una estrella» que protagoniza, Verónica Castro recibió a un periodista en el Teatro Virginia Fábregas y en la charla confesó que de todo lo que se ha dicho acerca de ella en sus 50 años de trayectoria, «sólo la mitad es cierto, el 50 por ciento restante es mentira porque el tuétano del hueso todavía nadie lo ha conocido».
«Y si quieren la verdad, cierta gente podría molestarse porque llegaría al hueso y le dolería a muchos, a mis hijos y al público que hasta diría: ‘ay, Dios mío, ¿esto pasó?'».
La actriz y cantante opinó que Silvia Pinal, en su libro, «se abrió mucho con lo de su hija (Sylvia Pasquel) y a mí me dolió. Como hija, me hubiera sentido de la refregada, por eso yo prefiero mantener para mí ese poco de misterio que todavía tengo. No es tanto, pero sí está bien escondido».
No obstante si el público desea conocer más sobre algunos aspectos de su vida, recomendó como opción acudir a verla en «Aplauso: Un musical para una estrella», pues aunque es una historia de 1950, «La Vero» juraría que su personaje, «Margo Channing», está inspirado en su propia historia.
«Y es que las dos somos actrices, tenemos la misma edad (63 años), ella es fuerte, al igual que yo. Es una mujer valiente, divertida, una loca de atar, le mete al chupe (la bebida), le gusta la fiesta, tiene novio, tiene fama de estrella y le da más miedo casarse que subirse al escenario».
En la vida amorosa de la actriz y cantante se mencionan nombres como el de Manuel «Loco» Valdés (padre de Cristian), Enrique Niembro (padre de Michel), Jorge Martínez, Omar Fierro y Adolfo Ángel «El Temerario», entre otros, pero con ninguno formalizó.
«Aquí si no tuve miedo como ‘Margo’, más bien, nunca vi claro. Me decían: ‘¿te quieres casar conmigo?’, y yo les respondía: ‘sí, ¿cuándo?’, y entonces, comenzaban a titubear.
«Estas actitudes no me gustaban, pues cuando quieres a alguien, lo quieres y punto, no es algo de vamos a ver, es algo de ya, porque cuando te enamoras así es. Y como yo no veía eso, ¿para qué me arriesgaba?», platicó mientras fumaba un cigarrillo y acomodaba constantemente su cabello.
El matrimonio, reflexionó, «es un paso muy difícil, lo de menos es divorciarse, pero la verdad, no te casas para divorciarte, y por eso, no me casé».
Con «Aplauso: un musical para una estrella», la llamada «Reina de las Telenovelas» celebrará 50 años de carrera en los escenarios televisivos, fílmicos y teatrales.
Aunque podría despedirse del público a través de esta pieza teatral, pues la considera perfecta para regresar y no volver, asegura que el adiós definitivo todavía no está dentro de sus planes.
«Siempre y cuando me propongan algo padre, importante e interesante que pueda darle a la gente. Si no hallo algo así, mejor no hago nada, porque no me gusta hacer porquerías, quiero que la gente esté contenta y se desconecte de sus broncas».
Hace unos días, le comentó a la productora Fela Fábregas que de la música, en la que colocó éxitos como «Macumba», «Aprendí a llorar» y «Mala noche no», ya se había despedido.
Lo mismo de la televisión que la consagró como actriz en telenovelas como «Los ricos también lloran» (1979), «El derecho de nacer» (1981), «Rosa salvaje» (1987); o los programas nocturnos de variedades como «Mala noche… ¡No!» (1984), «Aquí está» (1984) y «La movida» (1991), entre otros, en su papel de conductora.
Sin embargo, tampoco está cerrada a las propuestas y más si se trata de cine o series, «siempre y cuando sea algo bueno, aunque creo que ya hice todo y no sé en qué más pueda aparecer y que no he hecho. Tendría que ser algo muy bueno para que la gente se emocione».
Las telenovelas que protagonizó hace poco las vio, «y me gustaron todas, para qué te digo mentiras si sí estoy satisfecha con mi trabajo, aunque a veces digo: ‘por qué me peiné así’ y bueno, me latigueo sola».
En la actualidad no ve este tipo de historias, sabe de las series porque se las platican, pero tampoco dedica un tiempo para sentarse a ver televisión.
«Los exitosos Pérez» (2009) fue el proyecto más reciente en el que Verónica Castro se involucró. Al concluir, por voluntad propia tomó un receso laboral.
Se dedicó a viajar por varios países, a descansar, meditar, disfrutar a su familia, a su nieta Rafaela y abrió cuentas en redes sociales para estar en contacto permanente con sus fans, quienes le envían imágenes y bendiciones de santos, la Virgen de Guadalupe y Jesucristo porque siempre ha sido devota de la religión.
«Era necesario hacer un alto a la vida tan ajetreada que llevaba. No es que me cansara la fama, creo que es lo de menos, incluso a veces pienso que la fama te llega a estorbar para hacer ciertas cosas. Lo que a mí me gusta es trabajar, me gusta interpretar y que la gente esté divertida, contenta, tensa o relajada, pero en contacto conmigo».
«Sin embargo, me excedí en el trabajo y tuve que reflexionar en que tanto había hecho y que deseaba seguir haciendo. En ‘Los exitosos Pérez’ dimos el salto a hablar de un tema tabú como el homosexualismo y con todo lo que se generó, pensé que era el momento de parar».
Al detenerse, «La Chapis» revisó su historia y se preguntó: «si no soy la artista, entonces, ¿quién soy?».
«Tuve que buscarme porque estaba decidiendo que por un tiempo dejaría de ser la artista que va y viene, la que corre, la que se trepa a los aviones, la que se aprende guiones, la que no duerme ni come.
«Me puse a pensar tal vez en cosas estúpidas, pero importantes porque de verdad, no sabía ni quién era yo. Me senté y dije: ‘a ver, soy una señora de tanta edad, me gusta hacer tal cosa, me gusta comer esto y entonces, ¿por qué antes tomaba café y tragaba una torta o un paquete de papas?
«Recordar eso fue horrible y de repente me puse a cocinar enchiladas, tacos con guacamole y qué rico. Ahora ya sé quién soy y qué me gusta. Me tomé mi tiempo, me relajé y disfruté un cachito de la vida, aunque a veces sí me saco de onda porque los fans me mandan por el Twitter muchas fotos y les pregunto: ‘¿esa foto de dónde fue?, ‘ese video, ¿de dónde lo sacaste?’.
«Yo no hice eso, no me acuerdo, les digo. Pero ahí estoy y sólo porque me veo ahí, lo creo. Hice demasiadas cosas y muchas se me pelaron por ser tantas. Hoy ya no me quiero perder nada, por eso tomé un descansito y de nuevo estoy aquí, ver qué tal», concluyó.