Francisco Espinosa León
Poder&crítica.-La perseverancia, el esfuerzo y el sacrificio forman parte del temple de Vanessa Estol, una guapa mujer nacida en Uruguay que decidió dejar una carrera en el modelaje profesional para hacer realidad metas que no son fáciles de conseguir. Nacida en Montevideo, Uruguay y radicada en México desde hace algunos años, la doctora en psicología, Vanessa Estol, es la primera mujer uruguaya en escalar 8 mil metros de altura en el Himalaya. “Mi próximo proyecto es la cumbre del Everest en abril de 2020”, comentó la ex participante de Miss Universo Uruguay para PODER Y CRÍTICA.
PODER Y CRÍTICA: Qué te motivó a practicar el alpinismo, cuando ya llevabas una carrera y un nombre en el modelaje profesional?
VANESSA ESTOL: Siempre me gustaron los retos y la naturaleza. Cada fin de semana trataba de hacer algún viaje a algún lugar fuera de la Ciudad de México y de repente surgió la idea de ir al Nevado de Toluca… Fue la primera montaña en la que hice cumbre. La belleza de los paisajes, la sensación de logro personal que uno tiene al subir una montaña, la paz y el viaje interno que se vive en el camino, son experiencias únicas que me llevaron a hacerlo cada vez más seguido. Hoy el montañismo es gran parte de mi vida.
PYC: Platícanos de tu reciente experiencia en el Himalaya
VE: Es mi tercer año en Himalaya. La primera vez que fui, fue a los meses de empezar a hacer montaña… fui al campo base del Everest e Island Peak. En ese viaje me enamoré totalmente de Nepal… es un lugar mágico. El año pasado volví a subir mi primer ocho mil: Manaslu. ¡Fue alucinante! Este año acabo de volver de llevar a un grupo a campo base del Everest y Island Peak. La experiencia fue única… es un viaje que estaré haciendo dos veces al año llevando grupos. Me encanta poder acompañar a la gente a cumplir ese sueño y ver lo fascinados que vuelven. Creo que es un lugar al que todos deberíamos ir alguna vez en la vida.
PYC: Son escenarios contrastantes de una pasarela en medio del público, flashes, aplausos, glamour a estar tal vez en soledad, pasando frío y peligro arriba de la montaña. ¿Cómo fuiste superando o sobrellevando esos dos universos completamente distintos?
VE: Sin duda son escenarios muy diferentes, pero me quedo mil veces con el segundo. A pesar del frío, el cansancio, o todo lo difícil que se pueda vivir en una expedición, la recompensa siempre es enorme. Es un deporte que nos enseña mucho de nosotros mismos. Para mí, es la mejor terapia. Sacamos lo mejor y lo peor de nosotros y aprendemos a trabajarlo. Pienso que subir una montaña es 80% psicológico. Además de dedicarme al modelaje, tengo un doctorado en psicología y me dedico a eso hace años, así que me encanta poder combinar las dos cosas. En Manaslu estuve haciendo investigación aprovechando el tiempo libre en la base, así que seguramente pronto publicaré algún artículo.
PYC: ¿Qué metas hay para ti en el 2020?
VE: El próximo año seguiré llevando grupos a montañas en distintos lugares del mundo y si todo sale bien también en abril intentaré cumbre en Everest. Todavía estoy en la parte difícil de tratar de conseguir patrocinios pero tengo fe en que se va a poder. La idea es llevar a un grupo a conocer campo base y quedarme por allá para intentar cumbre después. Hay otros planes igual de grandes pero ese sería el primero del año.