28 Abril; poderycritica.-Maddie Ziegler tiene solo doce años, baila desde que se tiene en pie y ha conseguido antes de llegar a la adolescencia lo que muchos se pasan la vida intentando.
Maddie te encogió el corazón, y también te hizo cuestionarte si no habías tirado a la basura tu propia infancia, cuando, el verano pasado, la viste interpretar, en forma de danza, el sentimiento de una alcohólica en Chandelier. En otoño te escandalizó con la complicada relación padre-hija entre ella y el actor Sia LaBeouf en el videoclip de Elastic Hearty, recientemente, se ha despedido de la trilogía con Big Girls Cry.
Gracias a los vídeos de Sia, Maddie se ha hecho famosa mundialmente pero antes ya era conocida en Estados Unidos por participar en el programa Mamá, quiero bailar, un reality show que, al estilo de los concursos de belleza infantil, se centra en el día a día y en la ambición de las madres de las bailarinas infantiles de una compañía de baile de elite.
Allí, la madre de Maddie, divorciada para dedicarse en cuerpo y alma a la carrera de su hija, es famosa por no aceptar las críticas. Mientras que Maddie lo es por las caras de sentimiento que pone a la hora de bailar. Así se fijó en ella Sia, que la contactó personalmente a través de su cuenta de Twitter.
Ziegler no va al colegio, estudia en casa y entrena a jornada completa: 40 horas a la semana. A las 7 de la mañana se levanta, se pone la ropa de baile y desayuna cereales maquillada. Empezó a maquillarse a los ochos años para sus competiciones y el reality y es otra de sus pasiones.
Baila siete horas diarias y no va al colegio.
De 8 a 11 tiene clase con su tutor y después empieza una larga jornada de baile. Al ser menor, la ley estadounidense solo le permite trabajar delante de las cámaras cinco horas al día, así que participa en la filmación de Mamá, quiero bailar entre tres y cuatro horas diarias y el resto lo dedica a ensayar.
Alrededor de las 6 se suele reunir con sus amigas, entre las que se encuentra la propia Sia, o sale a cenar.
Los días que llega temprano a casa, le gusta se sentarse delante de la tele a ver el Disney Channel o navega por YouTube pero no es hasta las 10 de la noche, hora en la que se va a la cama, cuando se desmaquilla y se quita la ropa de baile.
Aunque la madre de Maddie se esfuerce en repetirle a lo largo del reality que los estudios son más importantes que el baile, en el hogar de los Ziegler es evidente que la danza va antes que el colegio. Hasta reservan una habitación entera de la casa para guardar sus accesorios de baile. Una habitación a la que han bautizado como “la tienda”.
Maddie empezó a maquillarse a los 8 años y para ella, el baile es lo primero. No las clases.
Pero es que Maddie lleva bailando desde que se tiene en pie. A los dos años empezó a recibir clases y uno de sus primeros recuerdos se remonta a su primer recital, cuando, al terminar, lloró porque quería volver a subirse al escenario.
Ziegler ha conseguido antes siquiera de llegar a la adolescencia lo que muchos se pasan toda una vida intentando. Sin embargo, aún le queda mucho que hacer. Ella lo tiene claro, sabe que su meta es ser coreógrafa de Broadway y no va a parar hasta conseguirlo.
Al contrario de lo que tus padres siempre te dijeron: tu pasión siempre antes que tus deberes