Chetumal, Q. Roo, Martes 08 de Septiembre de 2020, poderycrítica.- Roberto Erales Jiménez destacó este mediodía con la postura del Partido del Trabajo ante el mensaje de gobierno del jefe del Ejecutivo estatal.
Pues corresponde a esta Honorable Legislatura, recibir el informe del estado que guarda la Entidad, tras un año más de trabajo del Poder Ejecutivo, y es nuestro deber, representando al pueblo quintanarroense, analizar con objetividad, con profundidad y con sentido crítico, las cifras y temas sobre los cuales se informa, y en ese sentido las dudas son muchas, pero hay también muchas certezas acerca de la falta de resultados, las carencias, dolencias y hasta incoherencias de la administración del contador, Carlos Joaquín González.
El Partido del Trabajo, sus militantes, estamos seriamente preocupados por la falta de resultados de este gobierno, por su falta de claridad en las acciones que emprende, por su evidente desvinculación social, que ha abierto una brecha profunda entre pueblo y gobierno, una brecha agravada por la decepción y el desengaño, respecto de un gobierno que llegó con un apoyo popular pocas veces visto.
Esta administración se ha caracterizado por su vinculación a grupos de poder ajenos al Estado, por compromisos políticos y económicos que han puesto en manos de foráneos, no sólo las mejores oportunidades de negocios, sino incluso las dependencias e instituciones del gobierno, desplazando a las y los quintanarroenses de toda oportunidad de desarrollo o de participación en la toma de decisiones. Eso no es sólo una pena, es una desgracia.
La sociedad ha sido agraviada desde el principio, ha sufrido los despidos que liberaron lugares para los muchos amigos y compromisos que llegaron de fuera, los recortes que permitieron mover presupuestos a discreción, y la distancia marcada por un gobierno que se negó a cumplir lo pactado en la campaña, que rompió abiertamente esas promesas que le ganaron los votos
Ese aventurerismo político no puede lograr una obra publica coherente y apegada a las necesidades sociales, en principio porque no hay interés por lo que la gente necesita, y la obra pública ha respondido, hasta ahora, al interés de los negocios particulares que se han realizado y se realizan aún, al amparo del poder.
La economía estatal ha caído notablemente, y hoy es fácil culpar a la pandemia, pero la verdad es que ya estábamos mal cuando la enfermedad atacó, y el manejo mismo de la emergencia sanitaria ha sido malo, ha causado problemas entre órdenes de gobierno, ha carecido de liderazgo, mal operado desde las sombras por la secretaria de Salud que nunca dio la cara ni asumió su papel, y finalmente conducida por un gobernador más interesado en el manejo político del tema, que por la salud pública en la entidad.
Nos peguntamos dónde están ahora las instituciones de asistencia social del Estado, porque no las vemos, no las sentimos. El DIF está desaparecido sin explicación alguna; la COJUDEQ sirve a un grupo de amigos del poder y del presupuesto; el IQM se ha reducido a su mínima expresión y no es más que una agencia de empleos para amistades, como tantas otras instituciones sociales, aquejadas de abandono, de corrupción y de amiguismo, mientras los sectores vulnerables de la población quedan al garete.
Los rezagos se acumulan en los municipios, pero el gobernador no se ha preocupado por tejer una relación de confianza y compromiso con los ayuntamientos, permanece distante, ajeno, excepto por dos o tres de ellos, en los que tiene intereses particulares o familiares, mientras el resto de los presidentes municipales sostienen una lucha solitaria en sus demarcaciones, o incluso en contra del propio jefe del Ejecutivo.
No nos engañemos ni nos dejemos engañar; no hay resultados importantes en esta administración, no hay compromiso con el Estado, ni siquiera en sectores tan sensibles como la seguridad y la justicia, donde los titulares impuestos han resultado polémicos, extravagantes y hasta ridículos, como en Seguridad Pública, cuando no absolutamente desinteresados y distantes, como en la Fiscalía, y si en esos rubros tan importantes se ha fallado, sin ánimo de componer, es evidente lo poco o nada que puede interesar lo demás.
Hoy hay que hablar claro, sin metáforas ni eufemismos. El gobernador no ha sabido y quizá ni ha querido, ser el líder que necesitábamos, que creímos que sería. Incluso políticamente ha sido errático, indefinido y poco confiable a la hora de las alianzas, ya que sus lealtades están ligadas a las del grupo político que controla buena parte de las decisiones en el Estado, un grupo que además, no pertenece a esta tierra ni le tiene más apego que el que pueda durar el sexenio.
Hoy estamos aquí para recibir un informe en el que los resultados estarán ausentes, en el que no se dará cuenta clara de los manejos oscuros del grupo que controla el poder, y se disfrazarán cosas tan graves como el endeudamiento, o la incapacidad para tejer fino en las relaciones con la federación.
Hoy, el Partido del Trabajo se duele por Quintana Roo, y lamentamos una vez más la falta de compromiso de este gobierno, el desdén con que mira a nuestra sociedad, el sometimiento a intereses ajenos a la Entidad, y la condicionante de que la obra pública deba responder también a esos intereses. Hoy, el Partido del Trabajo no pretende avalar la simulación, ni ser cómplice de un sexenio que empezó a fallarnos a todos y todas el mismo día que inició, y que se ha sustentado en la compra de voluntades que, de todos modos, no le permitirá evadir el juicio de la historia y mucho menos el juicio de la sociedad, que ya ha comenzado