08 Agosto #poderycritica.- El regreso a la naturaleza, una tendencia que se extiende poco a poco a todos los ámbitos de nuestra vida diaria. Los alimentos producidos en lo posible sin aditivos químicos son tan populares como las alternativas naturales para el tratamiento de enfermedades. Tampoco los tratamientos de belleza son ajenos a estos nuevos tiempos, sino más bien todo lo contrario. Los conceptos ecología y sostenibilidad ganan también cada vez más importancia en el sector de los cosméticos, según afirma Martin Ruppmann, de la organización alemana de fabricantes de cosméticos VKE.
La cosmética «verde» dejó hace ya tiempo de ser un nicho de mercado y sus ventas crecen año tras año a nivel mundial. Las razones de su éxito son obvias: se trata de no cuidar la piel con productos químicos, y por eso los fabricantes recurren al «sin», es decir, ensalzan más bien todo lo que no contienen sus productos. En definitiva, sustancias conservantes y aromatizantes que pueden depositarse en el cuerpo, materias primas derivadas del petróleo, así como emulsionantes sospechosos de secar y debilitar la piel. Por el contrario, los fabricantes apuestan por componentes vegetales.
Sin embargo, no hay ninguna prescripción legal acerca de cuánto de estos ingredientes vegetales puede contener una crema o loción. Y además «cosmética natural» no es ningún concepto protegido, según afirma Uta Schlossberger, dermatóloga. «Por ello, hay productos que llevan el adjetivo natural en el nombre, pero contienen aromas y conservantes y, por el contrario, apenas llevan ingredientes vegetales», indica. En su opinión, se trata de algo peligroso: «Sobre todo los conservantes y aromas pueden generar violentas reacciones, como por ejemplo eczemas».
Por todo ello, el consumidor no debe sin más comprar cualquier producto que prometa ingredientes naturales, si bien existen instrumentos para diferenciar los cosméticos verdaderamente naturales de los que no lo son. En varios países existen organismos certificadores que otorgan a los productos el sello de «cosmético natural controlado» o «certificado». Entre ellos se encuentran BDIH en Alemania, Ecocert en Francia, ICEA en Italia, EcoControl o NaTrue, este último considerado un estándar internacional.