México, 1 Febrero; poderycritica.- A tres años de su muerte, el poeta veracruzano Rubén Bonifaz Nuño (1923-2013) es recordado como uno de los más notables vates del siglo XX, un erudito del griego y el latín y quien se dedicó a buscar en la historia prehispánica una forma de entender a la clase obrera mexicana.
Así lo señala la Secretaría de Cultura federal, quien en un comunicado señala que en el libro “Autoentrevistas de escritores mexicanos” (2007), publicado en su colección Periodismo Cultural, Bonifaz se muestra a sí mismo como un poeta profundamente arraigado a sus raíces y a su pasado.
Su conocimiento del pasado no se limita al análisis del origen prehispánico de la sociedad mexicana, la infancia y juventud del escritor de “Los demonios y los días” (2010) forman un cúmulo de experiencias enriquecedoras que acabaron de forjar su carácter y nutrir su quehacer literario.
Miembro de una familia numerosa y humilde que se desenvolvió en la colonia Guerrero en la capital mexicana, Rubén Bonifaz refiere su interés por las culturas prehispánicas en su autoreconocimiento como parte de una sociedad indígena oprimida por el poder.
“He dicho muchas veces, no soy gente decente, soy pelado porque me crié entre pelados. Ese sentimiento de ser parte de la misma clase a la que pertenecen los 90 millones de mexicanos explotados es lo que me ha inducido a buscar de qué manera remediar el asunto y eso me condujo a los estudios de la cultura prehispánica”, señalaba.
Más tarde, en otra época de su juventud, el poeta compartió experiencias con otros tres destacados escritores mexicanos: Ricardo Garibay, Jorge Hernández Campos y Fausto Vega. “Con esos tres me formé, compartí la vida. Estuvimos juntos desde la preparatoria. Siempre platicábamos, comparábamos, compartíamos lecturas”.
Desde joven, Rubén Bonifaz Nuño desarrolló su carácter sensible hacia la literatura, en específico hacia la poesía que ocupó una parte fundamental de su vida.
“Cuando escribo versos soy totalmente libre de hacer lo que se me da la gana, sin estorbar o molestar a nadie, sin pedir una recompensa por eso; es decir, es el acto completamente libre de mi vida y en muchos casos, el acto alegre”, consigna el texto.
Los sentimientos más puros como el amor, el respeto y la admiración por el género femenino; la soledad, la alegría y en sus últimos años de vida, cuando su salud comenzaba a deteriorarse, las emociones profundas como el dolor y la muerte, serían vertidos en palabras a través de su poesía.
Cuando el poeta se encontraba en la última etapa de su vida, dañado por la ceguera hereditaria de la que fue víctima, Josefina Estrada compiló una importante cantidad de sus memorias en el libro “De otro modo el hombre. Retrato hablado de Rubén Bonifaz Nuño” (2008).
El escritor y poeta originario de Córdoba, Veracruz, quien obtuvo el grado de doctor en arte y literatura clásica, murió el 31 de enero de 2013, señala la Secretaría de Cultura.
Indicó que entre los textos dedicados al vate destacan “Rubén Bonifaz Nuño: la flama en el espejo”, publicado en el suplemento cultural “Laberinto” de diario Milenio y “El Santo Oficio” (2013), escrito para la colección de Periodismo Cultural por José Luis Martínez.