Cárdenas, Tabasco; Abril 1; PoderyCrítica.- Es una irresponsabilidad de los padres llevar a hijos menores a colectar gasolina, por un lado violan sus derechos a ser protegidos y no exponerlos a peligros y por otro, los inducen a que cometan una infracción, estimó el profesor Román Pérez Morales, integrantes del Consejo Municipal para la Defensa de los Derechos de los Niños y las Niñas en La Chontalpa.
Lo vemos aquí con el problema de los niños que son llevados a la colecta de combustibles y lo vemos en otros puntos del país con los niños que son obligados a trabajar en los cultivos, pues al emplearlos, muchas veces sin paga, les anulan la posibilidad que vayan a la escuela. En el caso de los niños colectores de combustible, incluso podría tratarse además de la irresponsabilidad de los adultos, de una omisión de cuidados, por parte de las autoridades al no estar pendientes que a los derrames, accidentes o tomas ilegales ingresen personas, pero en especial niños.
En el corredor del tráfico de combustibles, de Cárdenas y Huimanguillo, por lo menos el 70 por ciento de quienes acuden a las tomas clandestinas y colectas de combustibles son niños, el otro tanto son mujeres, jóvenes y adultos. Incluso se dan casos en los que familias completas se van a la rapiña de hidrocarburos.
En el accidente de la pipa volcada el pasado 26 de marzo, varios jóvenes y niños sufrieron quemaduras de varios grados, al estallar los contenedores con gasolina. Hasta ahora han sido tres niños con quemaduras enviados a un hospital especial en atender heridas de este tipo en Galveston, Texas.
Agregó que hay varios menores de edad quemados, otros murieron y si no pudimos hacer nada para evitar esta tragedia, debemos cuidar, padres y autoridades, que en lo sucesivo esto no vuelva a pasar, dijo Pérez Morales.
“Un bidón vale $100 y es igual a un pollo”
El argumento que los adultos exponen para ir a los derrames, accidentes y tomas ilegales de combustibles, a recuperar en bidones y tanques parte del producto disperso en el suelo, potreros y arroyos, es la falta de recursos económicos en las familias de las comunidades rurales.
“Un bidón con 20 litros de gasolina o diésel vale aquí cien pesos, que es igual a un pollo para la comida”, menciona Faustino Sánchez, uno de los cientos de jornaleros que ya se han hecho expertos en el hábito de recuperar combustibles y tiene siempre atrás de la puerta de madera de su vivienda, tres bidones y un par de botas de hule.
Pero por qué llevar niños, se le pregunta y como si se tratara solo del simple trabajo de colectar naranjas en un día de campo, asegura que entre más manos recojan el producto del suelo, más rápidamente “nos vamos a la casa con tres o cuatro recipientes llenos”.
VIOLAN SUS DERECHOS
Si detecta uno de estos puntos, denúncielo.:
• Ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación.
• No será objeto de ningún tipo de trata.
• No deberá permitirse al niño trabajar antes de una edad mínima adecuada
• En ningún caso se le permitirá que se dedique a ocupación o empleo alguno que afecte su salud o su educación.
Revista edición impresa año 8 #135
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