Estados Unidos, Domingo 16 de Agosto de 2020, poderycrítica.- La senadora Kamala Harris de California, a quien Joe Biden eligió el martes como su compañera de fórmula, será la primera mujer afroamericana y la primera persona de ascendencia india en ser nominada para un cargo nacional en un partido importante. Harris, una moderada pragmática y ex rival de Biden en la carrera presidencial, fue una fiscal que rompió barreras antes de ser elegida para el Senado en 2016.
Harris, de 55 años, nació en Oakland, California. Fue fiscal general de California y fiscal de distrito en San Francisco.
Cuando anunció su propia candidatura a la presidencia —en el cumpleaños de Martin Luther King de 2019—, se promovió como una candidata que estaba haciendo historia, y le rindió homenaje a Shirley Chisholm, la congresista de Nueva York que se convirtió en la primera mujer en buscar la nominación para presidente del Partido Demócrata.
Antecedentes como fiscal
El historial de Harris como fiscal —fue la fiscal de distrito en San Francisco de 2004 a 2011 y la fiscal general de California de 2011 a 2017— fue un tema importante de su campaña presidencial y es casi seguro que será discutido en las elecciones generales, en especial debido a la indignación nacional por la brutalidad policiaca y el racismo sistémico que se ha desatado desde el asesinato de George Floyd.
Harris se ha descrito como una “fiscal progresista” y ha argüido que es posible tener mano dura contra el crimen y al mismo tiempo confrontar las profundas desigualdades del sistema de justicia penal. Harris ha mencionado que se volvió fiscal porque creía que la mejor manera de cambiar el sistema era desde adentro, un mensaje que se volvió parte clave de su promoción como candidata presidencial: los votantes podían confiar en ella para reformar el sistema judicial porque lo conocía “desde adentro”.
Sin embargo, hay aspectos de su historial que han sido fuente de críticas, en especial de la izquierda.
Como fiscala general, casi no procesó a oficiales de la policía que hubieran asesinado a civiles, aunque para cuando dejó ese cargo había abierto algunas investigaciones sobre los departamentos de la policía. También recibió críticas por haberse negado a permitir pruebas avanzadas de ADN que pudieron exonerar a Kevin Cooper, un hombre negro sentenciado a muerte, y por haber defendido algunas condenas en contra de acusaciones de conducta inapropiada de la fiscalía.
Harris, una opositora de la pena de muerte, se negó a buscarla cuando un policía fue asesinado en San Francisco en 2004, un episodio que generó protestas en ese momento, pero que ella lo ha mencionado como ejemplo de su compromiso con un sistema de justicia penal más justo. Sin embargo, diez años más tarde, cuando un juez declaró inconstitucional la pena de muerte en California, Harris apeló la decisión, bajo el argumento de que estaba obligada a hacerlo como la fiscal general del estado.