Taipei, Taiwán, 2 Ago. (Notimex).- Aunque la vida es cara, una minúscula comunidad mexicana, integrada apenas por algunas decenas de personas, se mezcla entre los más de 24 millones de habitantes de la isla de Taiwan.
La mayoría llegó aquí por periodos pequeños, pero después decidió quedarse, porque hay buenas condiciones para vivir. Aunque la vida es relativamente cara, la gente en general está dispuesta a ayudar, pero sobre todo, la ciudad es muy segura.
Es el caso de Mayra Galllegos, quien llegó a Taiwán para participar en un proyecto de investigación de mercado sobre el agave y el tequila, pero ahora, está buscando hacer una maestría en una universidad de Taipei.
Explica que a pesar de no hablar chino mandarín (idioma oficial de esta isla), ni su variante el taiwanés (usado por mucha gente en sus relaciones habituales), en el ámbito de los negocios es fácil entenderse en inglés.
Para asuntos más cotidianos, en la calle, la ignorancia absoluta de los idiomas orientales, no ha sido hasta el momento un problema serio: “te das a entender como sea y si la gente tiene disposición, es más o menos fácil”.
Aunque en Taipei no hay embajada ni consulado, sí existe una Oficina de Enlace de México, instancia encabezada por José Trinidad García Cervantes, cuyo equipo se dedica a la promoción cultural y turística de México y a ayudar a los mexicanos que viven aquí.
No obstante, en relación con los trámites consulares relativos a pasaportes u otros documentos oficiales, los mexicanos tienen que hacerlos en los consulados de Hong Kong o de Sahngai.
A decir de Mayra, la pequeña comunidad mexicana se frecuenta poco. La mayor parte del contacto se hace a través de las redes sociales (hay una comunidad en Facebook) y básicamente se trata de intercambiar información práctica sobre lugares dónde vivir, cómo resolver algún trámite o dónde comprar determinado artículo.
No obstante, en su experiencia, han sido personas taiwanesas quienes más le han ayudado a resolver asuntos cotidianos. Por ejemplo, una conocida de una de sus compañeras de trabajo, le recomendó una casa de huéspedes, donde ahora vive, muy cerca de su oficina.
Las facilidades del transporte público, a través del metro, los autobuses, las bicicletas que se pueden rentar y el tren bala que recorre el país de norte a sur a una velocidad superior a 200 kilómetros por hora, hacen la vida muy cómoda.
“El fin de semana, puedes tomar el tren bala en la mañana en Taipei (al norte) y llegar a alguna ciudad en el sur para ir a la playa, pasar ahí todo el día y regresar por la noche a tu casa en Taipei…ni siquiera es necesario buscar hotel”, subraya.
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