PODER Y CRÍTICA | REDACCIÓN | Alrededor de 1,855 kilos de desechos fueron recolectados durante la limpieza marina en Balandra, playa que quedó contaminada tras el incendio de yate, informó la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).
Alrededor de 20 buzos de la comunidad participaron en la jornada de limpieza este sábado, cuando se recogieron los restos de la embarcación, que se incendió el pasado 21 de agosto con luces de bengala.
Esto se suma a las toneladas de fibra de vidrio carbonizada que han sido sacadas del fondo marino por buzos de la iniciativa Mar Libre, voluntarios y prestadores de servicios turísticos.
Los miembros del colectivo, de aproximadamente 30 buzos, han realizado varios días de limpieza, durante los cuales han logrado extraer más de 6 toneladas. No obstante, a través de redes sociales denunciaron en un video la imposibilidad de limpiar completamente toda fibra de vidrio carbonizada.
La iniciativa de ciudadanos voluntarios y buzos siguen trabajando en conjunto para limpiar la mayor área posible del área de protección de flora y fauna.
Tras el incendio del yate, que contaminó con combustible la playa de Balandra, las autoridades ambientales han encontrado en la zona diésel, aceite, ceniza y hollín, así como basura y los restos quemados del yate.
Debido a ello, la Conanp presentó una denuncia ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Fiscalía General de la República (FGR) inició investigaciones por delitos Contra el Ambiente y la Gestión Ambiental contra los responsables del siniestro.
La FGR advirtió que el incendio“dejó una contaminación considerable por hidrocarburos” y los restos del yate hundido, lo que trajo como consecuencia “el riesgo inminente a los recursos naturales de esa área natural protegida”.
A su vez, la Conanp detalló que la zona será monitoreada cada seis meses durante dos años, ya que los impactos en el hábitat se verán en el mediano y largo plazo.
Balandra es una zona ecológica que fue catalogada como “Bien de Patrimonio Mundial” en 2005. Debido a su vulnerabilidad, la entrada al sitio estaba restringida para salvaguardar el hábitat.