México, 23 abril; poderycritica.-Para Maite Perroni, encarnar a un personaje de la época de los 40 en la película «El arribo de Conrado Sierra», más que un reto fue un placer, toda vez que experimentó una experiencia distinta a lo que había hecho en la televisión, la música y el doblaje.
En charla con los medios luego de la exhibición del filme en los Estudios Churubusco, la actriz y cantante compartió que decidió darle el sí al proyecto de René de Jesús García Pereyra, director del filme, tras leer el texto, «una historia padrísima sobre nuestro México».
Detalló que el proceso de filmación fue maravilloso, toda vez que mes y medio antes tuvieron ensayos en los que los actores interactuaban entre ellos. «Se dio un proceso natural que nos permitió irle dando vida a los personajes, encontrando el tono e ir contando la historia», anotó.
Tras mencionar que les gustaba improvisar antes de rodar, a fin de que la escena partiera de algo natural, Perroni expuso que su primera experiencia fue muy bonita y que a diferencia de la televisión o la música, descubrió que en el set de filmación había una sensación de que no hay prisa.
«Algo importante es que al estar acostumbrada a otros ritmos y que mi memoria fuera buena, no era un agobio para mí estudiar cinco escenas, descubrí que se vive un ritmo distinto», comentó.
Aunque la película ya se exhibió en varios festivales, ente ellos el de Guadalajara, por ahora se está en pláticas para su estreno en Estados Unidos y Canadá; sin embargo, en México aún no cuenta con distribución.
Al respecto, Perroni expuso que esa es una realidad en México y que hacer cine es un proceso que involucra diversos elementos, pero que confía en que el trabajo en equipo de quienes hicieron posible el filme, ayude a que encuentre distribución.
En la cinta, que explora el universo femenino y el empoderamiento de la mujer, actúan además de Maite Perroni, Joaquín Cosío, Susana Dosamantes, Luis Felipe Cortés, Jessica Mas, Eddy Vilard, Estefanía Villarreal y Alex Sirvent, entre otros.
De acuerdo con García Pereyra, director del filme, esta historia surge de la necesidad de mostrar otro México, uno alejado de la violencia y el narcotráfico, a través de una historia entrañable.
El filme, apoyado con el estímulo Fidecine, se sitúa en los años 40 cuando cinco hermanas, a quienes se les conoce en el pueblo como «Las Josefitas Vírgenes», esperan ansiosas la llegada de un hombre, mismo que sólo está interesado en casarse con la menor de ellas (Maite Perroni).
El acontecimiento desata conflictos y en su lucha desesperada por defender su amor, la más pequeña de las hermanas se enfrentará a los yugos y prejuicios de una sociedad asfixiante.
Respecto al origen de la trama, el director y guionista expuso que tiene su razón de ser en la vida de sus cinco hermanas y aunque son situaciones verídicas, él decidió ponerle un poco de ficción a algunas de ellas.
Además, dijo, «pensé en hacer una película que no fuera aburrida y que dejara un mensaje a la gente, que la deje reflexionando y por supuesto que la divierta.