Los jóvenes que Ni estudian Ni trabajan, no están disfrutando días de asueto interminables, no se les mira estoicos hablando en tercera persona que no tienen trabajo, existe un halo de preocupación y desesperación que cada día se encrudece. Pasan los meses y los NiNis van perdiendo la oportunidad de ocuparse en un trabajo que vaya engrosando de experiencia su Currículo. A medida que el precio del petróleo va dejando víctimas y deudos por su estrepitosa caída se suman efectos negativos que nos impide ver con claridad las oportunidades que están por venir. 2016 es otro mal año para el petróleo, pero es un buen año para alinear políticas públicas que fortalezcan en capacitación específica a nuestros jóvenes, es decir, pensando en que nuestros muchachos podrían tener acceso a certificaciones especializadas para la operación de servicios relacionada con la industria petrolera. Cuando las empresas contratistas que ganaron las pasadas licitaciones arriben a nuestra entidad requerirán de personal especializado para varios eslabones en la extracción del hidrocarburo es ahí donde debemos enviar lo mejor que tengamos, la fuerza laboral juvenil competente. Las certificaciones son costosas pero municipios y estados pueden hacer un esfuerzo e ir allanando el camino. El precio del petróleo no es responsabilidad gubernamental, es un tema que rebasa las fronteras y que no se controla políticamente. Así que a buscar menos culpas y a ponernos a estudiar.
Revista edición impresa año 8 #135
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