A varios meses de que inicien formalmente las campañas políticas, ya se registraron 310 candidatos independientes a la presidencia de la república y los que faltan.
Sin relevancia alguna, solo un par de estos (hasta el momento) son los que pudieran captar una cantidad de votos medianamente significativa, Jaime Rodríguez Calderón “el bronco” y Margarita Zavala. A esta amplia lista podría sumarse el nombre de Miguel Ángel Mancera, el jefe de gobierno del otrora D.F. quien no las tiene todas consigo con la conformación de la coalición PAN-PRD-MC.
Y es que Ricardo Anaya ha mostrado ser un tirano al interior de su partido, al grado de provocar la salida de Margarita Zavala quien se perfilaba como la candidata mejor posicionada para la contienda y generando un divisionismo entre el panismo que puede pasarles la factura en el 2018.
Pero, ¿Qué tan buenos son los candidatos independientes?
Para empezar, todos ellos tienen orígenes partidistas y por ende, amigos dentro de esos partidos, lo cual nos lleva a suponer que con ellos conformarían sus gabinetes en caso de resultar vencedores en el 2018.
El problema radica en que a partir de los triunfos de Pedro Kumamoto en Jalisco y “El bronco” en Nuevo León, los empresarios, que son quienes aportan recursos para las campañas y en algunos otros casos, el crimen organizado le otorgan el beneficio de la duda a estos candidatos y sopesan el invertir (sic. Emplear una cantidad de dinero en un proyecto o negocio para conseguir ganancias.) con miras a un eventual triunfo.
Me refiero a esto como un problema, porque tener un eventual presidente de la república, financiado y manejado por el narco, sería una catástrofe de consecuencias inimaginables.
Todo esto es en el terreno especulativo, por supuesto, pero puede suceder.
Por otro lado están los candidatos de los partidos, por ejemplo, José Antonio Meade, quien a mi parecer cuenta con la capacidad suficiente y un historial libre de escándalos como para merecer el voto, sin embargo arrastra un lastre muy pesado en el nombre del PRI, a quien le achacan todo lo malo, desde la devaluación del peso, hasta el movimiento de las placas tectónicas.
En pocas palabras: No todo independiente es bueno, ni todo lo partidista es malo..
Revista edición impresa año 8 #135
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