11 de septiembre; poderycritica.- La dirigencia del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) entregó ayer al Senado 2.7 millones de firmas para sustentar la consulta en materia energética.
Solo que el acto se enredó y terminó con reclamos a Andrés Manuel López Obrador por desdeñar y ofender a las instituciones, una vez que el tabasqueño evitó un encuentro ya pactado con la Mesa Directiva.
Molesto, el presidente del Senado y coordinador del PRD, Miguel Barbosa, acusó que la decisión de los solicitantes de hacer su propio acto con medios, en vez de encontrarse con la Mesa Directiva que los aguardaba en un salón contiguo, fue un desdén y una grosería a la institución, postura que secundaron los coordinadores Emilio Gamboa y Jorge Luis Preciado.
Conforme lo marca la Constitución y la Ley Federal de Consulta Popular, las solicitudes de consulta popular deben entregarse en alguna de las dos cámaras del Congreso de la Unión antes del 15 de septiembre, por lo que Morena solicitó al Senado la realización del trámite y todavía ayer por la mañana se revisó el protocolo.
De acuerdo con el senador Barbosa, estaba pactado que López Obrador y el dirigente de Morena, Martí Batres, se encontraran con la Mesa integrada por senadores de todos los partidos para recibir las firmas y dirigir los discursos.
Para ello, en las salas 5 y 6 se colocó un micrófono. Se personalizaron con un círculo en el piso los lugares que ocuparían los legisladores y los invitados y antes de las 11 de la mañana los priistas Arturo Zamora y Lilia Merodio ya ocupaban su lugar, al igual que los perredistas Dolores Padierna, Alejandro Encinas, Luis Sánchez y Mario Delgado, la petista Martha Palafox, así como Porfirio Muñoz Ledo, que fue convidado a presenciar la ceremonia.
Sin embargo, al arribar al recinto legislativo e ingresar por la puerta de empleados, personal del Resguardo Parlamentario condujo a López Obrador y su comitiva a la sala donde estaba congregada la prensa y las cajas apiladas en libreros, en vez de la sala donde aguardaban los senadores.
El secretario técnico de la Mesa, Felipe Zermeño, instruyó hasta en dos ocasiones al secretario de Servicios Parlamentarios, Arturo Garita, que condujera a la comitiva de Morena con los senadores, pero ya Batres se había apoderado del micrófono.
Mientras Batres hablaba ante la prensa, la petista Martha Palafox se acercó al oído del tabasqueño para notificarle que del otro lado de la mampara lo aguardaban los senadores y el ex jefe de Gobierno del DF respondió con un «ahorita voy».
Pasaron más de seis minutos y al concluir el discurso de Batres, Garita se acercó al ex jefe de Gobierno. «Pasemos para allá», lo invitó. López Obrador dio dos pasos hacia la puerta, pero le devolvió una sonrisa al funcionario y se volvió al micrófono, tomó del brazo a Claudia Sheinbaum y la colocó para que ésta continuara con los discursos. Al percatarse de ello, los senadores, encabezados por Barbosa, decidieron retirarse.
En su turno, López Obrador dijo que con la entrega de las 2 millones 712 mil 285 firmas, Morena quiere que se le pregunte a los mexicanos si están de acuerdo en que se otorguen contratos o concesiones a particulares en materia de energéticos y luz.
«Si se impone esta reforma energética, si se niega el derecho que tienen los mexicanos a participar en esta consulta para decidir sobre un tema fundamental, se estaría dando un golpe de Estado», aseveró, tras lo cual emplazó al Poder Judicial a actuar con independencia, sin argucias legaloides para desechar esta solicitud de consulta popular.
Por separado, Barbosa expresó su molestia al asegurar que el protocolo con Morena estaba pactado, «pero hoy al parecer decidieron hacer un acto distinto a aquel en el que estuviera el presidente del Senado y los integrantes de la Mesa Directiva».