Poder y Crítica | Isis Espinola | Recientemente un usuario de Robot Overlords publicó en su cuenta de TikTok que había obtenido una versión de prueba de Mid Journey, herramienta basada en Inteligencia Artificial (IA), la cual sirve para crear imágenes mediante palabras y frases. Pero la sorpresa fue grande al solicitar la “selfie del fin del mundo”, el resultado fueron cuatro imágenes impactantes y estremecedoras.
El alcance de la IA está tocando aspectos que podrían rayar en lo peligroso. ¿Será el planteamiento de aquella película ochentera «Terminator», una ventana al futuro? o como el científico Stephen Hawking llegó a declarar «La inteligencia artificial será lo mejor o lo peor que le pase a la humanidad».
Tradicionalmente, al hablar de tecnología en contraste con las acciones y actividades humanas existía la barrera de la «capacidad de creación». Pero la IA, a través de modelos computacionales de redes neuronales, ha logrado producir textos, imágenes o temas musicales a partir de la detección de patrones de grandes bases de datos, tan humanas que aterra.
La red neuronal es una «caja» donde se meten datos de entrada y se dan instrucciones, sin embargo, en los últimos años han surgido redes que generan información propia. La revolución comenzó en 2014 mediante GANs, por sus siglas en inglés, sistemas donde dos redes contendieron para crear contenido lo más realista posible, en tanto que otra tenía la tarea de comprobar si dicho contenido era real o no, cada vez fue más difícil discernir entre realidad y artificio.
En China surgió XiaoIce, escribió su propio libro de poesía –el primero de autoría por una Inteligencia Artificial– y se ha llegado a presentar como cantante y compositor. Mientras tanto en Japón Rinna, que representaba a una chica adolescente, con redes sociales y comportamientos dignos de su edad.
Por otro lado, Microsoft, creó una serie de aplicaciones de software dotadas con IA, con el fin de crear robots conversacionales que representaran a una persona en específico, es decir, su creación hará robots digitales inspirados en personas vivas, muertas, personajes históricos o ficticios.
Si la IA llegará a aprender por sí misma, integrando un algoritmo podríamos pisar por terrenos escabrosos, como en el caso de Bob y Alice, bots creados en 2017 por Facebook con con el fin de aprender a negociar, al final fueron apagados, debido a que comenzaron a dialogar en un idioma distinto al de sus creadores, pues consideraron que parte del lenguaje humano era inconsistente e inservible.
Ante este panorama la ONU y la UNESCO han aprobado el primer marco ético sobre inteligencia artificial. En él establecen valores y principios comunes que guiarán y garantizarán un desarrollo saludable de esta tecnología. Menciona que todas las personas deberían poder acceder a sus registros de datos personales o incluso borrarlos y prohíbe el uso de sistemas de IA para la calificación social y vigilancia masiva.
El documento incluirá consultas realizadas a la comunidad científica, representantes de las distintas culturas y sus perspectivas éticas, minorías, gobiernos e iniciativa privada.
Si bien la IA apoya en diversas rutinas diarias y favorece en áreas especializadas, como la médica y la construcción de entornos inclusivos para personas con discapacidad, ayuda a combatir problemas del cambio climático y a reducir la pobreza, es indispensable contar con normas universales para evitar que se nos salga de las manos y ser quienes tomen la última selfie.