Guadalajara, 5 enero; poderycritica.- ¿Cómo podrían combinar sus talentos una periodista, una escritora y un músico afín a la literatura? ¿Cómo plantear una historia de amor y sus diferentes características, a la par de presentar un retrato de un momento histórico en la movilización social de México? Por el azar que dan las redes sociales. Así fue como la escritora Beatriz Rivas, la periodista Eileen Truax y el multifacético Armando Vega-Gil decidieron embarcarse en la aventura de escribir una novela a seis manos, tres voces y una historia de amor y realidad social intitulada “Fecha de caducidad”.
A propósito del lanzamiento, charlamos con Beatriz Rivas y Armando Vega-Gil. El primer tema que se pone de manifiesto es la visión del amor desde el punto de vista masculino y femenino, ya que es un tema principal en el libro, comentó Vega-Gil.
Beatriz Rivas agregó que cada coautor acogió a un personaje, con la regla de que no se meterían en la creación del otro. El resultado es una suerte surgida del género epistolar, pero con los matices de la modernidad y las redes sociales. Además, los escritores incluyeron un narrador omnisciente. Para Armando, el envío de los fragmentos que iban terminando sus compañeras de libro fue un factor que propició la rápida escritura del libro, cuyo lapso de creación fue de septiembre de 2014 a enero del año siguiente, aproximadamente.
Un tema más que se incluyó en la novela fue la realidad y la protesta social, con las referencias a Ayotzinapa y las marchas que denunciaban la desaparición forzada de 43 estudiantes de la normal rural. Beatriz afirmó que cuando comenzaron el proyecto aún habían sucedido los hechos. Armando agregó que la desaparición de estudiantes apareció en la vida de los autores, y por tanto se trasladó también a la de los personajes, de una manera contundente. El objetivo de la novela era reflejar también cómo viven los personajes dentro de su entorno. En ese sentido, Vega-Gil parafraseó a Kundera sobre la cualidad de la creación literaria y cómo el autor ve a través de los ojos de sus personajes.
Armando Vega-Gil tuvo la oportunidad de expresar sus conocimientos musicales a propósito de los personajes, aunque no fue él quien trajo a cuenta la música: sus compañeras propusieron la inclusión del violín, además del hobby del varón, con una banda de rock sumada a su profesión de físico.
Esta no es la primera vez que Beatriz escribe una novela con alguien más. Sobre las peculiaridades, dijo que la profesión literaria es una actividad solitaria durante la creación: “Al terminar un libro extrañas a los personajes. De por sí es una labor solitaria, cuando acabas te quedas más sola. Pero ahora este duelo es compartido”. Para Vega-Gil, lo divertido de aventurarse a escribir con coautores es que fue veloz y apremiante. Comentó que cuando empezó Fecha de caducidad él ya estaba en proceso de escritura de otra novela.