California, Estados Unidos, 25 abril; poderycritica.-Saúl Álvarez está soportando una presión que no tiene nada que ver con su combate contra Amir Khan en dos semanas. Gennady Golovkin está determinado a demoler al «Canelo», y sigue noqueando a todos los que se cruzan en su camino.
Después de que Golovkin obtuvo el sábado su 22da victoria por la vía rápida, el campeón de peso mediano y su grupo reanudaron su campaña para subir a Álvarez al ring contra la máquina kazaja del nocaut, en lo que sería casi indiscutiblemente la pelea más esperada en el boxeo.
«Es el momento de tener esa pelea», dijo Abel Sánchez, entrenador de Golovkin. «Pienso que los aficionados mexicanos al boxeo esperan algo de sus héroes, y si el Canelo no acepta el combate, pienso que algunos de ellos le van a dar la espalda. No todos, pero algunos. Y él va a tener que lidiar con las repercusiones de eso. Es el momento para esta pelea».
Golovkin (35-0, con 32 nocauts) defendió sus títulos de la categoría por 16ta ocasión en una noche festiva con boletos agotados en el Forum, terminando brutalmente con Dominic Wade en el segundo asalto después de derribarlo tres veces.
El combate fue todo lo disparejo que se esperaba, y sirvió únicamente como un aperitivo para los fanáticos hambrientos de un combate entre Golovkin y Álvarez, dos de los boxeadores que más han llamado la atención en fechas recientes.
La multitud seguidora de Golovkin en su país adoptivo emitió un rugido ensordecedor cuando fue mencionado el nombre de Álvarez. Pocos obstáculos verdaderos permanecerán entre los peleadores después de que Álvarez venza a Khan en Las Vegas.
Tanto Golovkin como Álvarez han manifestado interés en alguna unificación de título. El mexicano ostenta el cinturón de los medianos del Consejo Mundial de Boxeo, y el kazajo los de la Asociación Mundial de Boxeo y de la Federación Internacional. Golovkin retó directamente a Álvarez a través de la televisión, diciendo: «¡Dame mi cinturón!».
El grupo de Golovkin cree que la única razón por la que no se realizaría la pelea es la reticencia de Álvarez o de su promotor Oscar De La Hoya a enfrentarse a un peleador de peso mediano, con tanto poder que no ha escuchado la campanada final de un combate desde 2008.
Ellos sólo esperan que el orgullo de Álvarez, la presión del CMB y el premio financiero de la pelea sean irresistibles.
«Creo que Canelo es un guerrero, pero el negocio del boxeo en ocasiones invalida todo», dijo Sánchez, agregando que De La Hoya es obviamente el obstáculo: «¿Quién más podría ser?», agregó.