De 2015 a 2022 han pasado siete años en lo que la empresa gasera ha movido todas sus influencias, dinero y argucias legales para hacerlo viable y que su proyecto gasero fuera aprobado por autoridades municipales.
PODER Y CRITICA | La corrupción que permea en los tres niveles de gobierno permitió que la empresa Gas Natural del Noreste lograra la concesión de un gasoducto de más de 32 años Cancún, Puerto Morelos y Playa del Carmen
Los trámites para la introducción sobre la carretera que une a estas tres ciudades inició en 2015, cuando fue autorizado por primera vez por la Semarnat y rechazado en primera instancia por los tres municipios por considerarlo inviable.
La opacidad con que se ha manejado y con el paso del tiempo autorizado por los tres niveles de gobierno, es la principal causa que ha generado manifestaciones de rechazo, miedo y especulaciones sobre los intereses que hay detrás del gasoducto y sus objetivos comerciales.
Desde el 2015 cuando la Agencia de Seguridad Energía y Ambiente (ASEA) de la Semarnat aprobó el gasoducto para abasto de hoteles, plazas, comerciales, industrias, servicios y conjuntos habitacionales de Cancún, hubo los primeros rechazos al proyecto en los municipios de Solidaridad, Puerto Morelos y Benito Juárez.
En Playa del Carmen fue rechazado desde el gobierno municipal de Filiberto Martínez, lo mismo que en Cancún donde fue declarado no viable cuando fue presentado por primera vez.
En julio de 2017 la empresa Gas Natural del Noroeste S.A. de C.V., presentó el proyecto que en resumen partía de la zona centro de la ciudad de Cancún hacia la zona hotelera y luego hacia la carretera Cancún-Tulum hacia playa del Carmen, hoy con el paso del tiempo se ha revertido, ahora viene de Playa del Carmen hacia Cancún.
El Ayuntamiento de Puerto Morelos, señaló en su momento que este proyecto era incompleto y por tanto inviable, según el oficio MPM/DGE/227/VII/2017.
El Ayuntamiento de Solidaridad, lo rechazo según oficio DGIDUy MA//674/2017 por no cumplir criterios de regulación ecológicas asentadas en el Programa de Ordenamiento Ecológico Ambiental (POEL) y que además debería ser sometido a Cabildo.
A pesar de todas estas irregularidades la Agencia de Seguridad Energía y Ambiente (ASEA) dio luz verde a grupo SIMSA para introducir este gasoducto de 12 pulgadas en Playa del Carmen.
De 2015 a 2022 han pasado siete años en lo que la empresa gasera ha movido todas sus influencias, dinero y argucias legales para hacerlo viable y que su proyecto gasero fuera aprobado por autoridades municipales.
Expertos consideran que el gasoducto de 8 o 12 pulgadas de diámetro es un “tubito” muy pequeño al que se le meterá más presión y por tanto aumenta el riesgo para la población.
Independientemente de las violaciones a las reglas ambientales que el proyecto conlleva en su MIA, continúa la desinformación por parte de la empresa promovente e inversionistas, quienes han querido vender la idea que llegan como parte de un proyecto integral junto a la modernización del bulevar Luis Donaldo Colosio y que incluso han sido palomeados por el gobierno federal.
La realidad es que hace falta transparencia de la empresa Gas Natural del Noroeste S.A. de C.V. en cuanto a permisos y objetivos de su proyecto hacia la sociedad y sobre todo informar en torno a la seguridad del proyecto, que no habrá riesgos a la población por donde se va a introducir el gasoducto y ramales de gas natural.
El permiso otorgado inicialmente por la Semarnat en mayo de 2015 fue por 32 años y seis meses al Grupo Simsa corporativo dueño de la empresa Gas Natural del Noroeste S.A. de C.V.
NEGROS ANTECEDENTES
Simsa fue señalada en el 2008 de ser la responsable de la explosión del gasoducto de la carretera México-Querétaro el 12 de septiembre de ese año, de acuerdo a una publicación del periódico Excelsior del 20 de mayo de 2015.
A esta también se le atribuye el desastre ocurrido en Villahermosa, Tabasco el 28 de febrero del 2015 por el derrame de miles de litros de turbosina que causó la muerte a miles de peces y tortugas en un radio de dos hectáreas.
Grupo Simsa, es un corporativo de gas natural que posee más de mil 500 kilómetros ductos en México en los que atiende a miles de consumidores domésticos, comerciales e industriales.
Lo que ha generado dudas y cuestionamientos, es el sigilo y la forma en que operado sus permisos e iniciado sus obras tratando de cobijarse en las obras del gobierno federal, específicamente de la repavimentación del bulevar Colosio.
Incluso la información que ventila públicamente es incompleta, sesgada y manipulada en un intento de hacer ver y creer que es en beneficio de la sociedad cuando es un negocio particular que, por sus características de riesgo a la vida y daño al medio ambiente, requiere de cumplir con diversas normas de seguridad.
Meter el gasoducto y las ramificaciones de sus tuberías de gas natural a la ciudad de Cancún, Playa del Carmen y Puerto Morelos y romper sus calles conlleva una responsabilidad.
La empresa Gas Natural cae en la opacidad y abre la posibilidad de actos de corrupción para obtener permisos y concesiones como ocurrió con la empresa Aguakán que consiguió sus permisos y concesiones del agua potable por 30 años en Playa del Carmen y la renovación de la concesión en Cancún hasta el año 2053.
A diferencia de Aguakán que cobra lo que quiere por las tarifas de agua potable, en este caso se trata de meter “gas natural” bajo el suelo, un producto químico inflamable, constituido por una mezcla de gases, en un 90 a 95 por ciento de gas metano.
En contraste con Canadá, Estados Unidos y Europa, donde se usa este tipo de gas y que son de clima frío, aquí el clima es diferente, caluroso casi todo el año, de lluvias y huracanes en cierta temporada, de suelo kárstico, poroso y lavable, además de salitroso que provoca la corrosión de tuberías.
Es cierto que el gas natural es menos peligroso que el gas LP, pero el metano es el componente principal del gas natural, una sustancia altamente explosiva que ha provocado más de mil 120 muertos en España desde que empezó a instalarse en los años 70.
Está claro que el gas natural es menos explosivo y más barato, pero no deja de ser peligroso, como todo gas, solo basta recordar cuando el drenaje de Guadalajara explotó por fuga de gases en 1992, una tragedia que no se olvida, hubo 8 kilómetros de calles destrozadas, murieron 258 personas, 1,800 lesionados y se afectaron 100 escuelas.