Ciudad del Vaticano, 17 de diciembre; poderycritica.-Este martes el papa Francisco abolió el «secreto pontificio» empleado en los casos de abusos sexuales por parte del clero, tras crecientes críticas sobre que esa categoría de confidencialidad se empleó para proteger a pedófilos, silenciar a las víctimas e impedir que las instituciones de justicia investigaran los crímenes.
Los líderes eclesiásticos deben proteger la información en casos de abusos para garantizar su “seguridad, integridad y confidencialidad”, señaló el pontífice en un nuevo documento. Sin embargo, el “secreto pontificio” ya no se aplica a las acusaciones, juicios y decisiones tomadas dentro del derecho canónico de la Iglesia católica en casos de abusos.
Con esta intención el papa Francisco promulgó dos leyes que eliminan el secreto pontificio cuando se trate de abusos sexuales.
En la primera de las dos leyes promulgadas, el papa levanta el secreto pontificio en el caso de los procesos y las decisiones relativas a los delitos “de violencia y de actos sexuales cometidos bajo amenaza o abuso de autoridad, casos de abuso de menores y de personas vulnerables, casos de pornografía infantil, casos de no denuncia y encubrimiento de los abusadores por parte de los obispos y superiores generales de los institutos religiosos”.
La segunda medida endurece las normas sobre los casos de pederastia de manera que sea delito “la adquisición, posesión o divulgación, con un fin libidinoso, de imágenes pornográficas de menores de 18 años por parte de un clérigo”, y no solo de menores de 14 años, como hasta ahora.
Pero, además, en la nueva instrucción “sobre la confidencialidad de las causas” se establece claramente que “no puede imponerse ningún vínculo de silencio con respecto a los hechos encausados ni al denunciante, ni a la persona que afirma haber sido perjudicada, ni a los testigos”.
Al abolir el llamado secreto pontificio, las víctimas podrán acceder al proceso de investigación y a ser informadas del resultado de sus casos en el Vaticano.
Las nuevas normas se aprobaron el martes, en cumpleaños 83 de Francisco, que intenta responder a la explosión global de los escándalos de abusos, a sus propios errores en la gestión del tema y a reclamaciones de víctimas, instituciones de justicia y católicos de a pie, que piden más transparencia y que se exijan responsabilidades a los agresores.