Chetumal, Q. Roo, lunes 22 de febrero del 2021, poderycritica .-Hasta ahora no entiendo cómo es que, al compartir las mismas ideologías, los integrantes de un partido político sientan que dentro de su instituto es donde está el adversario y practique lo que se llama “fuego amigo”, “golpes debajo de la mesa” y hasta autosabotaje.
Fue precisamente en la década del 1990 cuando la crisis democrática en los partidos políticos se empezó a agudizar y salieron corrientes de todo tipo al interior de los mismos, algunos sufrieron escisión como el Revolucionario Institucional (PRI) que prácticamente les ha dado origen a casi todos, exceptuando al Partido Acción Nacional (PAN), donde increíblemente también practican el canibalismo.
Digo que los partidos políticos practican el canibalismo, porque entre ellos mismos se agreden en busca de una posición dentro de su instituto, un cargo, una candidatura y hasta favores de los dirigentes. Solo basta ver cómo se despedazan en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) las y los llamados punteros; los medios de comunicación felices de recibir notas donde “los amigos” evidencian las corruptelas de tal o cual militante.
Pero no es algo nuevo, lo mismo le pasa al PAN, al PRI, al PRD y hasta Movimiento Ciudadano (MC), que pareciera no tener representatividad en el firmamento político partidista, pero ahí está, sufriendo las consecuencias de haber designado por dedazo a sus candidatos a presidentes municipales. El recién creado Redes Progresistas que tiene a su cargo Lorena Ribbon López también es acusado de “golpes debajo de la mesa” en el nombramiento de sus candidatas y candidatos, algunos que no quedaron, ya fueron a refugiarse a los brazos de otros partidos.
Solo basta leer los textos del politólogo irlandés Peter Mair, donde señala que la era de la democracia de partidos ha pasado no pude verse simplemente con nostalgia y añoranza, como si hubiera sido una etapa ideal y feliz. Es cierto que los partidos políticos son una de las instituciones más importantes de la democracia, que sus funciones de representación, formación de liderazgos, definición ideológica y responsabilización pública son sustanciales, al grado de que difícilmente podría concebirse un orden democrático sin éstos; sin embargo, la democracia contemporánea se nutre y fortalece de muchas otras instituciones y procedimientos que son también esenciales, con las que los partidos deben coexistir.
En ese contexto, los ciudadanos integrantes de la sociedad civil organizada no podemos pensar que los problemas que estamos presenciando de canibalismo en los partidos políticos se resolverían con un hipotético retorno a la democracia de dichos partidos, pues perdieron la brújula, no resulta muy convincente, mucho menos si en esa sugerencia va implícita la intención de darles una capacidad de acción y discrecionalidad sin regulación externa. Los partidos, como muchas otras instituciones políticas, requieren supervisión, control y límites.
Y aunque no le guste a muchas y muchos, los únicos responsables para evitar el canibalismo dentro de un partido político, son sus propios dirigentes o en su caso el Consejo Políticos, sea municipal, estatal o nacional; en segundo lugar, corresponde a los mismo líderes políticos dentro de esos partidos políticos, hacer un llamado a sus simpatizantes para que respeten al adversario en la búsqueda de tal o cual candidatura o cargo; y por último, corresponde a la sociedad ponerle límites a estos partidos.
Este canibalismo es un problema que no se limita a la crisis de representatividad de los partidos políticos, sino que atañe a todo el régimen democrático y a la forma en que los ciudadanos experimentan su propia vida política.
A partir de hoy todo Quintana Roo está en “semáforo amarillo” en cuanto a los contagios por Covid-19, aunque parece que no hemos dejado de actuar como si estuviésemos en semáforo verde. Hay que cuidarse por la salud de uno mismo y por el respeto a los demás: use cubrebocas, practique la sana distancia y utilice gel sanitizante.
Caminos del Mayab
Por Martín G. Iglesias