Vaya suerte la del municipio de Cárdenas, salir de uno de los peores presidentes municipales de su historia (no digo el peor, porque Rafael Acosta León apenas va entrando) y en lugar de tomarse un respiro, empieza a sufrir los estragos de esta nueva administración.
El primer indicio, fue la renuncia de José Ruíz a la dirección de administración y después el intento de cobro de un impuesto sacado del fondo de un sombrero mágico, ahora resulta que la policía acosa a los ciudadanos que intentan cumplir con las funciones propias de las fuerzas del orden.
Mientras tanto los crímenes se incrementan exponencialmente, los delincuentes campando a sus anchas y el ahora altivo y presuntuoso alcalde, negando que la delincuencia organizada y la desorganizada, hayan rebasado a los cuerpos policiales.
El primer paso para solucionar un problema, es reconocer que se tiene uno dicen los estudiosos, ojalá alguno de ellos pudiera hacer entender a quién el día de hoy se siente omnipotente, pero difícil es el caso de una autoridad a quién el ego lo dominó de manera absoluta desde el día en que los tribunales lo reconocieron legalmente como triunfador.
Ya con esta me despido: vergonzosa es la actuación de las pseudo autoridades cardenenses, al detener a quienes intentaban capturar a unos ladrones de llantas que sabiéndose protegidos, tienen el descaro de amenazar a los ciudadanos que equipados más con valor, que con armas para combatir a los delincuentes, no dudan en cumplir con el deber de quienes al juramentar su cargo prometieron salvaguardar la integridad de sus habitantes.
La Dirección