Ecuador, Poder&Crítica, 03 mayo 2020.- Para obtener la historia conlleva riesgos de vida o muerte para los reporteros. Tal vez no haya un lugar donde eso sea más evidente que en Guayaquil, Ecuador, donde al menos 12 reporteros murieron durante la pandemia y más de una docena se enfermaron, según grupos de derechos humanos.
Guayaquil, una ciudad portuaria densamente poblada en la parte occidental del país, llegó a los titulares internacionales el mes pasado cuando los cuerpos eran abandonados en hogares y, a veces, en las calles, en lo que se cree que es una de las áreas más afectadas de América Latina.
Hasta ahora, al menos 1.300 personas han muerto en todo el país y 27.000 han sido infectadas, aunque los expertos temen que las cifras sean mucho más altas. Según las autoridades ecuatorianas, más de 10.200 personas murieron en la provincia de Guayas el mes pasado. El promedio mensual habitual para Guayas es de aproximadamente 2,000 muertes. No está claro cuántos fallecimientos estaban directamente relacionadas con COVID-19 porque muchas de las personas muertas fueron enterradas sin hacerse la prueba.
Entre los reporteros muertos están Olmedo Méndez, Víctor Hugo Peña, Ángel Sánchez, Manuel Varas, Paul Tobar, Carlos Loor, Omar Paredes, Luis Alberto Flores, Roberto Román, Augusto Iturburu, Omar Salvatierra y Rosendo Escobar Cárdenas. Todos eran periodistas en primera línea en Guayaquil cuando la cifra de muertos aumentó drásticamente. No está claro cuántos fueron infectados por COVID-19, ya que no todos fueron probados.
Reporteros infectados mientras realizaban coberturas de Covid-19
«Se cree que la mayoría de los periodistas se infectaron mientras trabajaban. Pero no puede estar seguro», dijo César Ricaurte, CEO de Fundamedios, una organización no gubernamental que promueve la libertad de prensa en todo el continente americano.
Sus muertes provocaron conmociones en toda la región, dejando a muchos periodistas sopesar los riesgos de cubrir la pandemia en las calles.
«Hubo periodistas en las calles hasta finales de marzo», dijo Ricaurte a Al Jazeera. «Luego, comenzamos a ver casos de infecciones y muertes, y los periodistas se quedaron en casa. Fue una especie de autocensura. Estaban aterrorizados y no tenían equipo de protección».