México, 06 octubre; poderycritica.-Al presentar el libro «La cuarta socialdemocracia. Dos crisis y una esperanza», el diputado Agustín Basave Benítez consideró que la democracia está en riesgo de morir si no se cambia y se separa el poder económico del político.
En el Auditorio Sur del Palacio Legislativo de San Lázaro, precisó que la tesis central de la obra es que hay una crisis de la socialdemocracia y de la democracia representativa, la cual propicia una a la otra.
Indicó que si la socialdemocracia tuviera una agenda ciudadana que recogiera las inconformidades sociales, encontraría quién la represente dentro de los cauces de la democracia, que no puede funcionar sin partidos políticos y sin congresos.
En México, resaltó, se requiere un régimen parlamentario porque ya «nadie puede ni ganar elecciones ni gobernar solo. El voto está tan fragmentado que se hacen indispensables las coaliciones y el único régimen que se ha inventado que genera mayorías estables en el Legislativo, es el parlamentario».
Enfatizó que la desigualdad aumentó enormemente y «estamos en niveles del siglo XIX y las manifestaciones a nivel mundial tienen que ver con la desigualdad socioeconómica y política, por lo que si no se empieza a combatir, quién sabe a dónde se pueda llegar».
«Necesitamos romper el tabú del presidencialismo y pensar en un régimen distinto», acotó el diputado perredista.
A su vez, el director general del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública, Marcelo Torres Cofiño, comentó que la obra analiza la socialdemocracia bajo un amplio espectro conceptual y ofrece diversas aportaciones entre las que destacan los orígenes de la social democracia.
Asimismo, una extensa disertación sobre las implicaciones de un capitalismo salvaje y su reorientación hacia uno de regulación, inclusión, progreso y desarrollo económico.
Además, externó, se demanda la necesidad de construir un nuevo orden político con mayor humanidad, fraternidad, libertad y solidaridad, bajo un Estado que apele y luche por el bien común, con una moral y una ética de progreso y desarrollo, alejado de ideologías amenazantes, totalizadoras, demagógicas y populistas.
También, abundó, propone una libertad de actuación de factores productivos y sociales, enmarcados en una nueva alianza de convivencia social, que nos aleje de la inercia del atraso y nos coloque en la transición hacia un desarrollo económico sostenible, indicó.
Se refiere a un Estado con consecuencias equilibradoras y compatible con un manejo prudente y ordenado de las finanzas públicas con crecimiento y creación de empleos bien remunerados, en el cual la política fiscal deje de ser el acicate de pobreza que hoy significa para la mayoría de los países en el mundo.
Al comentar el libro, el secretario de Desarrollo Económico de la Ciudad de México, Salomón Chertorivski Woldenberg, consideró que la desigualdad no es consecuencia del modelo económico, sino su premisa, la cual es compartida y casi consensuada en el debate económico y social mexicano. «Atacar las consecuencias de la desigualdad pero nunca sus fundamentos».