Río de Janeiro, 12 Sep (Notimex).- País de extraordinarios recursos hídricos, que convierten a Brasil en potencia hidroeléctrica y agrícola mundial, la nación sudamericana enfrenta sin embargo una sequía histórica en el centro y el sudeste del país que amenaza con un racionamiento de energía y del suministro para consumo humano.
De todas las regiones es sin duda el estado de Sao Paulo –capital económica e industrial del país- el que más problemas enfrenta por la escasez de lluvias, lo que provocó que las autoridades tuvieran que autorizar el uso de las reservas de emergencia en los embalses.
Algunos embalses de importancia estratégica, como el de Cantareira, que abastece casi a nueve millones de personas, presenta apenas un 10 por ciento de su capacidad, tras recibir sólo 58 por ciento de la media habitual de lluvias en los primeros siete meses del año.
Las autoridades del estado de Sao Paulo ordenaron en mayo el uso del “volumen muerto” de agua de ese embalse, una especie de reserva de emergencia que fue autorizada con el objetivo de evitar que los cortes de agua comenzaran durante la pasada Copa del Mundo.
Los expertos y algunas instituciones llevan meses aconsejando un racionamiento del agua en Sao Paulo, urbe de 20 millones de habitantes, pero las autoridades del estado niegan que los niveles sean críticos y rechazan la medida, en previsión de un impacto a nivel de votos en las elecciones generales del próximo 5 de octubre.
Las autoridades parecen haber adoptado, sin embargo, una estrategia de “racionamiento encubierto” en el que detienen el suministro en zonas específicas del estado y atribuyen los cortes a obras, mejoras o pérdidas de presión.
La falta de lluvia, que afecta también al noreste del país, que sin embargo tomó medidas de contingencia para lograr una mayor preservación de las reservas, ha generado por otra parte la multiplicación de los incendios en todo el país.
El Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE, por sus siglas en portugués) que monitorea la actividad desde los satélites, señaló que en los primeros ocho meses del año hubo 65 mil 789 incendios, respecto a apenas 33 mil en 2013.
La sequía también ha modificado los planes de los agricultores en regiones claves para Brasil, que tiene en el agronegocio el principal motor de sus exportaciones, con la soja, el zumo de naranja o la carne como productos de alcance mundial que llegan a mercados de China, Rusia o Europa, entre muchos otros.
Bianca Lobo, meteoróloga del servicio Climatempo, señaló que existe entre 50 y 70 por ciento de posibilidades de que el fenómeno “El Niño” se manifieste antes de fin de año, por lo que los agricultores deben prever esa eventualidad a la hora de llevar a cabo el plantío de, por ejemplo, la soja.
“El sur de América del Sur suele beneficiarse históricamente del fenómeno, mientras las zonas más al norte no. Creo que todavía es un año de riesgo climatológico”, explicó.