México, 27 Junio; poderycritica.-Tal como está acostumbrado, Alejandro Fernández cimbró y llenó de energía al Auditorio Nacional dentro de su gira “Confidencias”, en una noche en la que repasó sus éxitos sin dejar de lado su amor por el tradicional mariachi y el tequila.
Las ovaciones no se hicieron esperar para el cantante mexicano, quien salió al escenario a las 20:50 horas del viernes para agradecer a cada uno de los lados del recinto en la primera de dos fechas programadas.
Con una pantalla rectangular sobre su figura, que después se convirtió en dos moviéndose de lugar, y portando un traje gris oscuro inició su repertorio con «Cóncavo y convexo» seguida de «Se me va la voz», en donde se activó una pantalla más grande detrás de él.
«Es un verdadero placer estar aquí con familia, amigos y por supuesto todos ustedes, estamos de regreso con mucho cariño con estas confidencias y ahora serán más reales que nunca.
Tendremos una noche increíble deseando que pasando la puerta se olviden de todos sus problemas porque nos la vamos a pasar bomba», saludó antes de «Cuando digo tu nombre», la cual dedicó a los cerca de 10 mil asistentes.
Nueve músicos y tres coristas (que también fungieron como bailarinas) lo acompañaron en temas como «Que voy a hacer» y «Hoy tengo ganas de ti», para contar que fue justamente «Te amaré» la primera canción con la que se enamoró.
Poco a poco transcurrió el tiempo y gotas de sudor comenzaron a salir de su frente por lo que además de acercarse a tomar un trago y secarse con una toalla cada que pudo se hizo una coleta para así hacer cantar a todos en «Te voy a perder» y «Canta corazón».
«Nos vamos a poner como en la sala de nuestra casa; necesito que me ayuden a cantar estas canciones que se hicieron éxitos gracias a ustedes», dijo para sentarse un momento y comenzar una sesión un poco más acústica con «Me dediqué a perderte», «No sé olvidar» y «Si tú supieras», mientras une tela blanca con agujeros subió detrás de él y sus músicos para proyectarlo.
Un mariachi de once integrantes apareció en escena, pero el público enloqueció cuando Alejandro portó un traje charro color negro con rojo para dar voz a «Dónde vas tan sola», con su sombrero en la mano.
«Hoy México y el mundo más que nunca necesita de su gente, de sus valores, de la unión de cada uno y el empeño de todos nosotros para dejarles a las nuevas generaciones libertad, fuerza y vida digna», expresó antes de dedicar a las mujeres, que son inspiración, «Mátalas» o «Que lástima» donde dejó subir con él a una niña para abrazarla y besarla.
No tardaron en llegar los pasos de baile al ritmo de «Es la mujer» y tras agradecer a su familia e hijos por ser su motor y fuerza siguió con éxitos como «No», «Loco», «Nube viajera», «Tantita pena» y «Como quien pierde una estrella».
El cantante desapareció del escenario mientras que con las luces de los celulares los asistentes le pidieron un poco más.
Con algunas lámparas moviéndose a la altura del suelo homenajeó a su padre Vicente Fernández, de quien confesó sentir respeto, admiración y un gran cariño por ser su ejemplo, su confidente y su maestro.
Fue así que antes de terminar su concierto, a las 23:12 horas, junto al mariachi interpretó temas tan sonados que el coloso de Reforma se rindió a los cánticos de «Las llaves de mi alma», «Mujeres divinas», «Hermoso cariño», «Estos celos», «Acá entre nos» y «De qué manera te olvido».