Cunduacán, 3 Junio; poderycritica.- A más de 90 años de cárcel fueron condenados ayer Juan Manuel Campos Campos, José Remedio Chablé y Candelario Palma Chablé, al resultar responsables de los delitos de feminicidio en pandilla y violación cometidos en agravio de dos menores de edad, ocurrido en una vivienda de la ranchería Mihuatlán, Cunducán, el 22 de julio del año 2013, pero estarán en prisión sólo 50 años por así contemplarlo nuestra legislación. Guadalupe Vázquez Baeza, juez sexto penal, encontró pruebas suficientes para dictarle sentencia condenatorias a este trío de sujetos que cometieron atrocidades en contra de las ahora occisas Diana Paola y María del Rosario Campos Rivera, de 14 y 10 años.
A José Manuel Campos Campos la juez le puso una condena de 94 años de cárcel por los delitos de feminicidio y violación en pandilla, en tanto que a José Remedio Chablé, así como a Candelario Palma Cheblé, les puso una sentencia de 83 años de prisión a cada uno de ellos, lo que suman a 260 años de cárcel.
Durante el proceso judicial los criminales aceptaron los hechos: ‘Sí, las violamos y las degollamos, para que no nos delataran’, confesaron. El móvil que orilló a estos sujetos a violar y darles muerte a las menores, es que Juan Manuel Campos Campos, pariente de las víctimas, deseaba sostener relación sexual con la menor de 14 años. El sujeto le contó su perversa idea a Candelario Palma, así como a José Remedio Palma y los invitó a que lo acompañaran para violar a las niñas, por lo que éstos últimos aceptaron. El día 22 de julio, a las 10:30 horas, aprovechando la ausencia de la señora Josefa Rivera López (madre de las menores), los tres sujetos llegaron a la vivienda de las infantes.
Juan Campos, quien conocía a las ahora occisas, tocó la puerta y la niña mayor procedió a abrirle, al verlo le dijo: ‘Buenos días primo y ese milagro’, pero su pariente la empezó a golpear, con sus acompañantes. Luego la arrastraron hacia su recámara, en donde estaba la otra niña, les taparon la boca con cinta canela y abusaron de ellas. Mínimo cada uno sació sus bajos instintos por espacio de 10 a 15 minutos con ellas.
Las menores lloraban pidiendo clemencia y decididas a callar les reiteraron a sus atacantes, ‘no vamos a decir quiénes fueron, pero no nos quiten la vida’; sin embargo, Juan Manuel Campos -primo de las menores, por parte del padre de las víctimas, Jaime Campos Pereyra-, ordenó: ‘¡Mátenlas, porque nos reconocieron y van hablar’, y acto seguido los violadores usaron sus cuchillos que llevaban y las mataron.