PODER Y CRÍTICA | REDACCIÓN | El encarecimiento de productos básicos, la acelerada subida del dólar y la presión del consumo decembrino han configurado una Navidad atípica en Venezuela, en un contexto influido por las tensiones políticas con Estados Unidos y un ambiente de incertidumbre que, si bien no siempre se traduce en un impacto económico directo, sí ha comenzado a reflejarse en el estado emocional de la población.
En mercados populares de Caracas, comerciantes coinciden en que hay gran afluencia de personas, pero menos compras que en otros años. Los consumidores adquieren productos en cantidades reducidas para hacer rendir el dinero, especialmente los insumos tradicionales para la elaboración de hallacas, platillo emblemático de la temporada. Esta dinámica ha limitado las ganancias de los vendedores, quienes aseguran que, aunque siguen llegando clientes, el margen de utilidad es cada vez menor.
El comportamiento del tipo de cambio ha sido determinante. Durante 2025, el bolívar ha registrado una fuerte depreciación frente al dólar, lo que ha provocado ajustes constantes en los precios. La mayoría de las transacciones se realizan con tarjetas de débito, tomando como referencia montos fijados en dólares pero cobrados en bolívares al tipo de cambio oficial, mientras que en algunos comercios también se considera el valor del mercado paralelo, generando variaciones según la forma de pago.
Pese a este panorama, algunos vendedores aseguran que la actividad comercial se ha mantenido, especialmente en rubros como alimentos y juguetes, impulsados por la tradición de no dejar pasar la Navidad sin regalos para niñas y niños. Sin embargo, reconocen que las compras se concentran en lo esencial y que muchas familias han reducido gastos como cenas elaboradas o estrenos de ropa.
En cuanto al conflicto con Estados Unidos y el despliegue militar anunciado en la región, la percepción entre la población es diversa. Mientras algunos consideran que el impacto económico es limitado o indirecto, otros señalan que la principal afectación se manifiesta en el ámbito psicológico. El temor a posibles sanciones, bloqueos o restricciones futuras genera ansiedad e incertidumbre, especialmente en una época del año que suele estar asociada a la convivencia y la celebración.
Para muchos venezolanos, esta combinación de presión económica y tensión política ha convertido la Navidad en un periodo de mayor carga emocional. Aunque el consumo se mantiene y la vida cotidiana continúa, persiste la sensación de fragilidad y preocupación por el futuro inmediato, un factor que, según testimonios recogidos, pesa más en la mente que en el bolsillo.





