PODER Y CRÍTICA | REDACCIÓN | Tabasco enfrenta una crisis de seguridad sin precedentes, posicionándose como uno de los estados más inseguros de México. La reciente Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), reveló que Villahermosa, la capital del estado, lidera la percepción de inseguridad a nivel nacional, con un alarmante 95.3% de sus habitantes sintiéndose inseguros.
Este sentimiento se ve respaldado por una serie de eventos violentos que han sacudido a la entidad en los últimos meses. En enero de 2025, un ataque armado en el bar «La Casita Azul» de Villahermosa resultó en siete muertos y cinco heridos, evidenciando la creciente presencia del crimen organizado en la región.
La violencia no se limita a las calles; las instituciones penitenciarias también han sido escenario de tragedias. Hace unos días, un tiroteo entre bandas rivales en el Centro de Reinserción Social del Estado de Tabasco (CREST) dejó siete reclusos muertos, replicando la cifra de víctimas de un motín ocurrido en diciembre del año anterior.
La situación se complica aún más con tensiones políticas internas. El gobernador Javier May ha acusado a su predecesor, Adán Augusto López, de proteger a líderes criminales, señalando una posible complicidad entre autoridades y el crimen organizado.