PODER Y CRÍTICA | REDACCIÓN | Sanae Takaichi, una de las figuras más representativas del ala conservadora japonesa, rompió un hito histórico al convertirse en la primera mujer en asumir el cargo de primera ministra de Japón. Su nombramiento marca un antes y un después en un país donde la presencia femenina en la política sigue siendo limitada.
Con 64 años y una trayectoria política de más de tres décadas, Takaichi también es la primera mujer en encabezar el Partido Liberal Democrático (PLD), que ha gobernado Japón casi ininterrumpidamente desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
De baterista a primera ministra
Antes de incursionar en la política, Takaichi tuvo una faceta poco conocida: fue baterista en una banda de heavy metal y aficionada a las motocicletas. Con el tiempo, esa rebeldía juvenil dio paso a una imagen disciplinada y nacionalista, inspirada en la figura de Margaret Thatcher, la “Dama de Hierro” británica, a quien ha citado como modelo político.
Conservadora y aliada del legado de Shinzo Abe
Considerada una discípula ideológica del ex primer ministro Shinzo Abe, Takaichi es conocida por su visión firme frente a China y su defensa del Santuario Yasukuni, un sitio que genera tensiones diplomáticas con países asiáticos por su vínculo con el pasado militarista japonés.
Entre sus prioridades figuran el fortalecimiento del ejército, el aumento del gasto público para impulsar el crecimiento económico, la promoción de la energía nuclear de fusión y políticas más restrictivas en materia migratoria.
Pocas mujeres, mucho trabajo
A pesar de su histórico ascenso, Takaichi ha sido criticada por no impulsar una agenda de igualdad de género. En su gabinete, solo tres mujeres ocuparán cargos relevantes. Además, ha reiterado su oposición al matrimonio igualitario y a la reforma de la ley que obliga a las parejas casadas a compartir el mismo apellido.
“Abandonaré la palabra ‘equilibrio entre trabajo y vida’. Trabajaré, trabajaré y trabajaré”, dijo en tono enérgico tras asumir el cargo, una declaración que generó reacciones encontradas en redes sociales.
Una figura divisiva
Analistas y comentaristas consideran que Takaichi representa tanto un avance simbólico como una continuidad conservadora.
“La señora Takaichi es una figura beligerante y con escasa sensibilidad hacia la diversidad”, opinó la analista política Chiyako Sato, del diario Mainichi.
En contraste, ciudadanos como Takayuki Eguchi, residente de Tokio, ven su llegada como una señal de esperanza:
“Nunca creí que una mujer llegaría a ser primera ministra. Espero que su gestión marque un cambio real para Japón”, dijo.
Rumbo a la derecha y nuevos desafíos
La mandataria ha comenzado su gestión fortaleciendo vínculos con el Partido de Innovación de Japón (Ishin no Kai), mientras el socio moderado Komeito abandonó la coalición por diferencias ideológicas. Su postura revisionista sobre la historia bélica japonesa podría tensar las relaciones con China y Corea del Sur, aunque Takaichi ha dicho que buscará mantener la estabilidad diplomática.
Con una mezcla de tradición, disciplina y conservadurismo, Sanae Takaichi enfrenta ahora el reto de demostrar que su histórica llegada al poder no será solo un símbolo, sino el inicio de una nueva era para Japón.