PODER Y CRÍTICA | REDACCIÓN | “¡Notre Dame, abre tus puertas!” fue lo que repitió tres veces Laurent Ulrich, arzobispo de París, ante el umbral de la catedral gótica destruida por el fuego en 2019.
Con ese rito en presencia de varias decenas de jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo, Notre Dame quedó oficialmente reinaugurada tras cinco años y medio de restauración.
La lluvia y el viento, que obligaron a adaptar los actos a última hora para que todos fueran en el interior de la catedral, no empañaron ni la solemnidad ni el simbolismo del momento.
El presidente francés, Emmanuel Macron, reivindicó la rápida restauración de la catedral que él mismo había prometido cuando se produjo el incendio el 15 de abril de 2019, al afirmar que “las grandes naciones” son capaces de hacer “lo imposible”.
Él fue el encargado de dar la bienvenida a la mayor parte de los jefes de Estado y de Gobierno invitados, en una carpa instalada en el exterior de la catedral. Entre ellos al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, o al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que acababan de ser recibidos en el Elíseo para un esperado primer encuentro tras las presidenciales de noviembre.
Tampoco quisieron perderse la reapertura de Notre Dame la esposa del todavía inquilino de la Casa Blanca, Jill Biden; la primera ministra italiana, Giorgia Meloni; el príncipe Guillermo de Gales o los reyes de Bélgica, Felipe y Matilde.