Chetumal, Q. Roo, Martes 25 de Mayo de 2021, poderycrítica.- No hubo irregularidades, no se violentó ninguna legalidad en la aprobación de la candidatura de Yensunni Martínez Hernández como relevo de Luis Gamero. Fue una situación extraordinaria en la que se hizo una acción afirmativa en la que se motiva la participación de la mujer en los procesos democráticos, afirmó Maya San Román Carrillo Medina, Consejera Presidenta del IEQROO.
El aval de la sustitución de la candidatura de la coalición Juntos Haremos Historia por Quintana Roo en Othón P. Blanco, fue en apego a la legalidad, ya que la situación jurídica de la suplencia fue intocable.
Así aclaró la consejera Mayra San Román Carrillo Medina, quien dijo que la aprobación de Yensunni Martínez Hernández, como relevo de Luis Gamero Barranco, se trata de un situación particular, que obedece a una acción afirmativa, y motiva la participación de las mujeres en los procesos democráticos de la Entidad.
Apuntó que los criterios de paridad establecen determinadas reglas para la conformación de planillas y candidaturas, sin embargo insistió en que los principios legales no se violentaron por parte del IEQROO, toda vez que la suplencia no fue motivada por una controversia ante una instancia jurisdiccional.
Mayra Carrillo Medina, abundó que el actuar del órgano electoral a su cargo, obedeció al mandato del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, de la Sala Regional Xalapa, con base a una sentencia por Violencia Política en Razón de Género en contra de Gamero Barranco, quien quedó fuera de la contienda y fue relevado por Yensunni Martínez, a petición de su partido Morena.
No obstante, ante el anuncio de una apelación de parte del agraviado, y la serie de inconformidades que han manifestado militantes y algunos líderes morenistas, la Consejera presidenta del Instituto Electoral de Quintana Roo, hizo hincapié en que ahora serán las instancias jurisdiccionales electorales competentes, tendrán que dirimir si es legal la sustitución de candidatura en favor de Yensunni Martínez.
Por: Samuel Caamal