PODER Y CRÍTICA | REDACCIÓN | Este sábado se espera que miles de jóvenes tomen las calles de diversas ciudades del país para expresar su inconformidad ante lo que consideran fallas persistentes de los gobiernos municipales, estatales y Federal. La convocatoria, que ha circulado principalmente en redes sociales, se atribuye a la llamada “Generación Z”, cuyos organizadores aseguran que el movimiento es apartidista.
El detonante de la protesta fue el asesinato de Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, Michoacán, ocurrido durante las celebraciones del Día de Muertos. Su muerte reavivó la indignación social, especialmente porque el edil había solicitado reiteradamente apoyo por la presencia del crimen organizado en la región. Las críticas señalaron tanto al Gobierno de Michoacán, encabezado por Alfredo Ramírez Bedolla, como a la administración federal de Claudia Sheinbaum.
La molestia derivó en una ola de publicaciones en redes que rápidamente se convirtió en un llamado a movilizaciones presenciales en al menos 50 ciudades. La Presidenta ha atribuido el impulso de estas protestas a “intereses de derecha”, sin detallar responsables.
Una generación marcada por crisis
Nacidos entre 1997 y 2021, los integrantes de la Generación Z han crecido entre crisis económicas, laborales, políticas y de seguridad. UNICEF, Amnistía Internacional y el Foro Económico Mundial los describen como nativos digitales con alto sentido social. Diversos estudios internacionales coinciden en que este sector muestra preocupación profunda por la realidad del país, aunque también padece agotamiento emocional ante la saturación de información.
En México, tres de cada cuatro jóvenes consumen noticias semanalmente. Para Marcos del Rosario, director del Departamento de Estudios Sociopolíticos y Jurídicos del ITESO, la descalificación pública hacia la protesta resulta preocupante. Consideró que la indignación juvenil es una respuesta natural frente a la crisis de seguridad que el país arrastra desde hace más de veinte años.
Peso electoral creciente
Datos actualizados del Instituto Nacional Electoral (INE) al 6 de noviembre de 2025 revelan que los jóvenes de 18 a 29 años conforman el grupo poblacional más numeroso del padrón: 26 millones 251 mil 566 personas con credencial vigente, equivalente a tres de cada diez votantes. Esto los coloca muy por encima del segmento de adultos mayores, que suma 14 millones 458 mil 803 electores.
La Generación Z —incluyendo quienes recién cumplen 18 años— representa aproximadamente 6% del padrón y votará por primera vez en 2027. En Jalisco, el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana estima que uno de cada cuatro votantes pertenece a este grupo generacional.
Una protesta global con sello joven
La movilización juvenil no es exclusiva de México. En los últimos años, la Generación Z ha impulsado protestas que han derribado gobiernos, frenado reformas y desafiado regímenes autoritarios.
En Nepal, jóvenes organizaron protestas desde Discord tras el bloqueo de 26 redes sociales, logrando la renuncia del primer ministro. En Birmania, estudiantes lideraron la resistencia civil tras el golpe militar de 2021. El movimiento Aragalaya en Sri Lanka culminó con la salida del presidente Gotabaya Rajapaksa en 2022. La muerte de Mahsa Amini en Irán desató meses de protestas estudiantiles, mientras que los jóvenes de Kenia frenaron el Finance Bill 2024 usando campañas digitales masivas. En Serbia, estudiantes mantuvieron manifestaciones entre 2023 y 2024 contra el autoritarismo y la violencia armada.
Estos casos muestran que la Gen Z combina la acción en redes con estrategias creativas en espacios públicos para desafiar estructuras políticas y económicas que perciben como obsoletas.
Voces expertas
Andrea Celeste Razón Gutiérrez, jefa del Departamento de Sociología del CUCSH de la UdeG, subrayó que la participación juvenil ha ganado fuerza gracias a la digitalización y a un entorno marcado por la violencia y la falta de oportunidades. Aunque las etiquetas generacionales son más mediáticas que académicas, señaló que entre los 13 y 27 años se ubica un sector especialmente activo en protestas por seguridad, justicia y erradicación de la violencia.
Razón Gutiérrez advirtió que existen narrativas que buscan deslegitimar los movimientos juveniles, así como riesgos de que discursos externos los manipulen.
Por su parte, Ligia García Bejar, decana de la Escuela de Pedagogía y Psicología de la Universidad Panamericana, explicó que las plataformas digitales sostienen hoy el primer impulso del activismo juvenil. Señaló que causas globales como el cambio climático, los derechos humanos y el acceso a la justicia suelen comenzar como debates digitales antes de trasladarse a las calles.
Añadió que la fuerza de las movilizaciones juveniles puede ser intensa pero vulnerable cuando no se observan resultados inmediatos, mientras que su articulación con movimientos más amplios aumenta su impacto. Lamentó además la actitud condescendiente de generaciones mayores y la polarización que minimiza o manipula el activismo joven.
Fuente: El Informador







