PODER Y CRÍTICA | REDACCIÓN | En Isla Arena, Campeche, la cooperativa Agroindustria Honey Kaab se ha convertido en una alternativa productiva y ambiental para una comunidad tradicionalmente pesquera, al promover la apicultura y la meliponicultura como herramientas de desarrollo sustentable y conservación.
Doña Elma, integrante de la cooperativa, explicó que el proyecto surgió como una oportunidad para diversificar la economía local y generar conciencia ambiental. “Aquí somos 100 por ciento pesqueros, pero vimos en la apicultura una forma de darle valor a nuestra comunidad y, sobre todo, enseñar a los niños la importancia de las abejas como polinizadoras”, señaló.
Honey Kaab trabaja con abejas meliponas, especies nativas sin aguijón propias de la península de Yucatán, cuya miel es reconocida por sus propiedades medicinales, como su uso en casos de conjuntivitis y procesos de cicatrización. Además, la cooperativa cuenta con colmenas de Apis mellifera instaladas en el manglar, de donde obtienen miel de manglar orgánica.
Con esta producción elaboran diversos subproductos, entre ellos cremas, jabones, shampoos, jarabes para la tos y bálsamos, los cuales son comercializados de manera local. La cooperativa está integrada por tres mujeres y cuatro hombres que distribuyen sus actividades de forma colaborativa, desde el manejo de colmenas hasta la venta de productos derivados.
Parte fundamental del proyecto es el meliponario y el jardín polinizador, donde se cultivan plantas medicinales como albahaca, romero, menta, ruda, árnica y lipia, con el objetivo de ofrecer a las abejas un hábitat diverso y adecuado. Este espacio también funciona como una escuela comunitaria para sensibilizar a niñas y niños sobre la relevancia ecológica de estos insectos.
Honey Kaab trabaja en coordinación con el Programa de Pequeñas Donaciones (PPD) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), lo que ha permitido fortalecer sus capacidades productivas y de conservación.
Entre los planes a futuro de la cooperativa destacan el impulso al apiturismo, la ampliación de la comercialización de sus productos y la proyección de la miel de manglar a nuevos mercados, incluso fuera del país. “Somos conservadores del manglar y, a través de nuestras abejas, contribuimos a su protección”, concluyó Doña Elma.






