PODER Y CRÍTICA | REDACCIÓN | Una explosión registrada la noche del viernes en un complejo industrial de la localidad de Carlos Spegazzini, en el municipio de Ezeiza, generó momentos de tensión en el área metropolitana de Buenos Aires y afectó temporalmente las operaciones del aeropuerto internacional Ministro Pistarini. El incidente dejó al menos 15 personas con lesiones leves, de acuerdo con el Ministerio de Salud provincial.
El estallido se originó tras un incendio en instalaciones de la empresa Logischem, dedicada al manejo de productos químicos. Las autoridades aún no han establecido la causa exacta del siniestro. Las llamas avanzaron rápidamente y alcanzaron predios cercanos pertenecientes a diversas compañías, entre ellas Iron Mountain, Larroca Minera, Aditivos Alimentarios y una distribuidora denominada Salón.
El operativo de emergencia estuvo encabezado por el Ministerio de Seguridad provincial e incluyó a bomberos de múltiples municipios, personal de la Policía Federal y voluntarios de la Cruz Roja. A pesar del despliegue, se estima que las labores para sofocar totalmente el fuego podrían prolongarse entre 24 y 36 horas.
Uno de los principales focos de atención de los cuerpos de rescate es la empresa Flamia, que almacena materiales altamente inflamables. La prioridad es evitar que las llamas alcancen ese depósito, lo que podría agravar el desastre.
Aunque durante la madrugada se reportaron retrasos, desvíos y cancelaciones en vuelos, las operaciones del aeropuerto más importante del país ya se encuentran prácticamente normalizadas. El tránsito vehicular en la autopista Ezeiza-Cañuelas, uno de los accesos principales a la terminal aérea, permanece restringido para permitir el paso de unidades de emergencia.
La columna de humo negro que se elevó desde el área industrial generó preocupación entre residentes cercanos. Sin embargo, el municipio informó que hasta el momento no se han detectado niveles peligrosos de contaminantes en el aire ni se han recibido reportes de personas con síntomas de intoxicación.
Habitantes de la zona señalaron que la onda expansiva provocó daños en viviendas, desde vidrios rotos hasta techos afectados, y que el estruendo se sintió incluso a varios kilómetros del epicentro.







