PODER Y CRÍTICA | REDACCIÓN | Los problemas que atraviesa el campo mexicano están comenzando a reflejarse de manera directa en los precios que pagan las familias por productos básicos. La presión entre productores, agroindustrias y Gobierno Federal se ha intensificado, y especialistas advierten que la próxima reforma a la Ley de Aguas podría complicar aún más el panorama.
Durante 2025, alimentos esenciales como carne de res, cerdo, leche, café y diversos granos registraron incrementos que van desde el 4% hasta más del 21%, lo que ha empujado al alza la inflación alimentaria tanto en zonas urbanas como rurales.
Nora Ampudia, académica de la Universidad Panamericana, señaló que el encarecimiento ha sido particularmente fuerte en la canasta básica, y recordó que cualquier aumento en los insumos agrícolas termina afectando tanto a los productores como al consumidor final. “Las distorsiones del sector están llegando directamente a la mesa de millones de hogares”, explicó.
Las cifras oficiales reportan que, en octubre de 2025, la canasta alimentaria subió 2.9% en comunidades rurales y 4.3% en ciudades. Aunque las variaciones son distintas, el impacto se siente en todo el país.
La falta de apoyos al sector agrícola, el cambio climático, el estrés hídrico y la prevalencia de plagas han colocado a los productores en una situación crítica. Esto ha detonado protestas y bloqueos que, según cámaras empresariales, han frenado el traslado de mercancías y podrían generar más aumentos.
El secretario de Desarrollo Rural de Jalisco, Eduardo Ron, reconoció que el sector enfrenta dificultades en maíz, agave, sanidad vegetal y ahora también con la propuesta de reforma a la Ley de Aguas, la cual —advirtió— genera preocupación entre los productores por el riesgo de mayor vulnerabilidad ante la autoridad reguladora.
La brecha entre producción y consumo también ha crecido. Datos del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas muestran que, de 1994 a 2025, la producción nacional de granos aumentó apenas 18%, mientras que el consumo subió 147%. Actualmente, México sólo produce cerca de la mitad del maíz que consume, lo que incrementa la dependencia de importaciones y la exposición a precios globales.
La tortilla, uno de los alimentos más consumidos en el país, ya refleja estos desequilibrios. En algunos estados, el kilo se vende entre 30 y 34 pesos, y organizaciones de comerciantes prevén un aumento adicional a partir de enero de 2026.
Otros productos también registran presiones: el azúcar enfrenta dificultades de comercialización y el cacao se ha encarecido a nivel internacional, complicando a la industria chocolatera en plena temporada decembrina.
Especialistas coinciden en que, mientras no haya políticas de apoyo, incentivos a la productividad e inversión en innovación agrícola, los consumidores continuarán resintiendo los efectos de la crisis.







