PODER Y CRÍTICA | REDACCIÓN | La expansión de infraestructura marítima continúa en Cozumel. Ahora, un proyecto denominado Embarcadero Belem solicita permisos ambientales para instalar 90 pilotes y una plataforma para embarcaciones menores en la zona suroriental de la isla, un área reconocida por su alto valor ecológico y su intensa actividad turística.
El promovente, Simón Bross Soriano, plantea construir un muelle rústico en una franja costera donde operan tours de buceo, snorkel y diversos clubes de playa, lo que ha incrementado el tráfico de embarcaciones particulares y recreativas en los últimos años.
Según la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), el embarcadero tendría 82.3 metros de largo por 4 metros de ancho, sostenido por pilotes de madera de zapote u otras maderas duras, además de pasarelas hechas con vigas y duelas tratadas. La propuesta argumenta que la obra permitiría mejorar las maniobras de embarque y desembarque de usuarios.
El proyecto se encuentra en un sector donde recientemente estuvo en evaluación el cancelado Cuarto Muelle para cruceros, lo que mantiene el debate sobre el desarrollo costero en la isla y la presión que estas obras ejercen en el ecosistema marino.
Pese a ello, el promovente sostiene que el embarcadero no generará impactos ambientales relevantes, al tratarse —según se expone en la MIA— de infraestructura sin actividades extractivas ni afectaciones directas a especies.
Aunque no se reveló públicamente el monto de inversión, la solicitud plantea una operación de 50 años.







