PODER Y CRÍTICA | REDACCIÓN | Daniel Adriano Silva Manzano es el mexicano cuya vida y trayectoria profesional está enlazada con David Baker, uno de los científicos ganadores del premio Nobel de Química 2024.
Sus vidas se conectaron hace 20 años, después de que tras impartir una conferencia en la Facultad de Medicina de la UNAM, el científico estadounidense decidiera conocer los laboratorios de la Máxima Casa de Estudios en lugar de pasear por Ciudad Universitaria.
Silva era el único estudiante en el laboratorio al que Baker pidió acceder.
Si bien ese día conversaron durante horas, su colaboración no comenzó inmediatamente, sino varios años más tarde, de acuerdo con el egresado de la Lic. en Investigación Biomédica Básica.
“Me quedé fascinado con el trabajo que él estaba haciendo y me hice, básicamente, un objetivo en mi vida que tenía que ir a trabajar con él”, relató a UNAM Global TV.
Cuando se sintió listo, Silva contactó a Baker, quien ganó el Nobel por su trabajo en el diseño de proteínas computacionales. Aunque había pasado bastante tiempo desde su última plática, se acordó del mexicano.
Se mostró contento de que quisiera ingresar a su equipo de investigación, pero no fue sencillo lograrlo, pues el graduado de la UNAM debía obtener una beca. Después de conseguirla, fue investigador postdoctoral senior en el Baker Lab del 2013 al 2017.
“Mi papel en el laboratorio de David Baker fue comenzar con el campo de diseñar proteínas que pudieran tener una función terapéutica. Diseñé ahí la primer proteína computacional que ha ido a humanos, que se llama Neo-2/15, y luego me convertí en lo que se llama un traductor de ciencia en tecnología”, declaró en una entrevista con el medio universitario.
Gracias a las potenciales oportunidades comerciales de su investigación, en 2017 se convirtió en investigador del Instituto para el Diseño de Proteínas (IPD) de la Universidad de Washington, del cual forma parte el Baker Lab.
Su tiempo ahí resultó en la formación de Neoleukin Therapeutics, que cofundó.
Con información de Reforma