PODER Y CRÍTICA | REDACCIÓN | El economista, Santiago Peña, ayer asumió el cargo de presidente de Paraguay, convirtiéndose en el 51° presidente del país.
En su discurso de investidura, llamó a la generación de consensos y expresó su aspiración de que Paraguay se convierta en un actor destacado a nivel internacional, aprovechando su acceso al agua, seguridad alimentaria y suficiencia energética.
Con 44 años y perteneciente al Partido Colorado en el poder, Peña fue investido en una ceremonia en la que estuvieron presentes seis jefes de Estado, incluido el rey de España, Felipe VI.
La ceremonia comenzó en el Parlamento, donde el ex presidente Mario Abdo Benítez entregó los símbolos de mando al titular del Congreso, Silvio Ovelar.
Luego de un receso, la sesión solemne se trasladó al Palacio de López, la sede del Ejecutivo, junto al río Paraguay, y reunió a numerosos invitados.
En su discurso, tras recibir la banda presidencial y el bastón de mando de Ovelar, Peña expresó su compromiso de gobernar con éxito y de sostener las competencias necesarias para hacerlo
En su mensaje, también destacó su intención de liderar con firmeza y ética, y manifestó su determinación de que Paraguay recupere su estatus como una gran nación.
Asimismo, subrayó la importancia de alcanzar un pacto que mejore la calidad de vida de las familias paraguayas, haciendo del consenso una obligación para lograr este objetivo.
