Tabasco, 24 abril; poderycrítica.-Hasta dónde llega la ambición de una familia, que padre e hijo compiten por cargos donde Granier sería alcalde y Fabián vigilaría que su cuenta pública sea aprobada o bien contrarrestar en Tribuna cualquier tema donde se pudiera criticar el trabajo de Andrés.
El fanatismo no tiene colores.
Al pueblo no le importa que padre e hijo sean ex presidiarios, uno en la Ciudad de México y otro en España. Confían en que estando en el poder ayudarán al pueblo pero no será así.
La gente ya olvidó incluso que mientras el papá estaba en la cárcel, las hijas se daban vuelo haciendo compras en Plaza Altabrisa donde incluso en una ocasión fue increpada una de las muchachas por una ciudadana.
También olvidó los escándalos por la ineptitud de los funcionarios que estaban en ese entonces y que sólo se sirvieron con la cuchara grande; mismos que de nuevo ocuparán puestos su gana el Químico.
Incluso, el pueblo perdió la memoria de su salida del Ayuntamiento la primera vez, ¡cuando dejó a ancianitos sin atender a las afueras del Palacio Municipal!
Granier regresó con mucho rencor hacia la sociedad que a su salida del Gobierno, le reprochó el saqueo con mantas, mensajes en noticiarios y espectaculares. Fabián por su parte, no tendrá recursos para asistir a ninguna persona. La dieta es de 50 mil pesos y nada más, sin gastos para Gestión.
Lamentablemente sigue soñando el pueblo con «salvadores» en lugar de ver a los políticos como lo que son: Personas comunes y corrientes que buscan mejorar su calidad de vida y que no en todos los casos existe verdadero interés de ayudar a la sociedad ni al Estado.
Fuente: RSSS, Gabriel Fields.